Reportaje

Ricardo Díaz: "Detectar a los infectados asintomáticos es clave para frenar el virus”

Ricardo Díaz es, además de concejal portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Boadilla del Monte, decano del Colegio de Químicos. Como experto, lleva meses defendiendo la importancia de hacer test masivos para frenar la expansión del Covid-19. “Elegir entre salud y economía no tiene sentido, van de la mano”, asegura.

 

Muchos le conocemos por ser portavoz de Ciudadanos Boadilla, pero en esta ocasión hemos recurrido a él en calidad de científico y experto. Como tal, es habitual verle en programas de televisión ofreciendo su opinión como químico sobre distintos productos y el Covid-19. Ricardo Díaz es Decano del Colegio Oficial de Químicos de Madrid, Catedrático de Ingeniería Química de la Universidad a Distancia de Madrid, experto en prevención de riesgos laborales, investigador... Su criterio sobre la pandemia del Covid-19 es sólido y fundamentado. Y tiene muy claro cuál sería la mejor manera de controlar su propagación hasta que llegue una vacuna: hacer test.

¿Cómo podemos salir de esto?

Organizar una red de detección precoz es una tarea complicada, pero absolutamente necesaria. Realizar test masivos y detectar a los infectados asintomáticos es clave para frenar la expansión del virus.

Sin duda, tenemos un problema enorme difícil de abordar. Por eso, para gestionarlo mejor, hay que dividir el problema en parcelas más pequeñas.

¿Qué sugiere?

Una manera de hacerlo es colaborando con los servicios de riesgos laborales de todas las empresas.

Si tienes una red de diagnóstico temprano, puedes organizarte con esos servicios y dotarles de los test necesarios para hacer a toda la plantilla, de manera periódica. Así se puede localizar a los asintomáticos. No es cuestión de que lo pague el empresario, aunque algunos lo harían con gusto porque el coste de mantener la empresa cerrada es aún mayor. Y siempre se pueden plantear desgravaciones posteriores que ayuden a aliviar la carga económica.

También se podría involucrar a las mutuas. Tienen sus equipos médicos propios que podrían trabajar conjuntamente con la red de diagnóstico precoz o con los servicios de riesgos laborales, etc.

Y todo ello manteniendo las medidas de protección que conocemos: mascarillas, distancia social, uso de geles desinfectantes…

De esta manera, se protege la salud de la población y nos ponemos a producir. Elegir entre salud y economía no tiene sentido, van de la mano. Mientras no se hagan así las cosas va a ser muy difícil que no tengamos un segundo rebrote.

¿Cuáles son las claves para acabar con un virus así?

En cualquier pandemia hay dos factores básicos en cuanto a la gestión: el tiempo, es decir, la anticipación, y la fiabilidad de los datos que se manejan. La rapidez no ha sido nuestro fuerte. Hemos sido muy lentos y los datos no son fiables porque vienen de fuentes distintas. Desde el punto de vista científico, no tiene sentido. Esto un virus, hay que aplicar ciencia.

Anticiparse es fundamental.

Existen tres etapas en cuanto al manejo del tiempo como modo de contención del virus: contención, mitigación y desescalada o extinción, momento en el que estamos ahora. Si nos hubiéramos adelantado una semana en la contención, habríamos reducido un 56% los afectados y los fallecidos.

Si no se consigue evitar la propagación, se confina a la población y se hace acopio de logística sanitaria. Aquí el tiempo también es importante. Desde el primer minuto era necesario un plan de diagnóstico temprano para localizar a la personas infectadas asintomáticas para aislarlas y evitar la propagación. Sin embargo, se ha dado prioridad a quienes presentan síntomas.

Habla de guerra de cifras con la epidemia…

La fiabilidad de los datos que se manejan también está siendo un gran problema. No se puede decir el día 23 de abril que teníamos 213.024 infectados y al día siguiente que eran 202.000, es decir 10.000 menos. No se entiende. O que se anuncie que hay 1.175 nuevos positivos, de los cuales 1.247 eran sanitarios. ¿Cómo? Un dato parcial no puede ser nunca superior al total.

Así es muy difícil trabajar para hacer un buen diseño de desescalada. Lo que tenemos que hacer es identificar a los infectados, tanto con síntomas como sin ellos, para poder aislarlos y ganar tiempo hasta que llegue la vacuna.

¿Es cierto que no ha habido medios?

Esto es cierto a medias. Donde no tienen medios es en Sanidad, porque allí los equipos están dimensionados para las necesidades habituales. Es decir, no se pueden tener de manera habitual 8.000 UCIS, 7.000 respiradores, ni todos los PCR necesarios para atender las necesidades que ahora mismo tenemos encima.

Los equipos para realizar test PCR, además de en los hospitales, se encuentran en muchos laboratorios de investigación, que están cerrados; y sus científicos, confinados en sus casas.

Los equipos para realizar test PCR, además de en los hospitales, se encuentran en muchos laboratorios de investigación, que están cerrados; y sus científicos, confinados en sus casas.

Un ejemplo es el laboratorio central de veterinaria en Algete. Tiene un robot para hacer pruebas de PCR que desarrolló la caracterización genética de 16,5 millones de ovejas. Está parado, cuando se le podrían implantar perfectamente los sistemas de seguridad sanitarias para el análisis del Covid-19.

Más ejemplos. También hay test PCR en la industria química. Y aunque estos estén cumpliendo con su labor, cuanto terminen su trabajo diario de 8 horas, tienen 16 más para seguir hasta llegar a 24. Exactamente igual que en la industria alimentaria, en la que hay una cantera gigantesca de PCR, porque la industria de seguridad alimentaria está acostumbrada a hacer este tipo de pruebas en masa de manera habitual.

Tampoco se está contando con la iniciativa privada, con las industrias biotecnológicas punteras que tenemos en España. Existen empresas biotecnológicas y biomédicas españolas capaces de producir un millón de test de identificación del RNA del virus, con una fiabilidad similar o superior al PCR, por semana”.