Cultura

Así son las esculturas del palacio

De la colección de estatuas del infante don Luis solo queda una decorando el palacio. Conocer cuáles fueron y dónde iban ubicadas las que no están fue el origen de un estudio realizado por la Asociación de Amigos del Palacio.

 

La única escultura que se conserva en el palacio de Boadilla es la del llamado Faraón. En realidad, se trata de Antínoo, el amante del emperador Adriano, un vaciado en escayola, reproducción de una estatua que se conserva en los Museos Vaticanos, hallada en Villa Adriana de Tívoli. En esta estatua, el bellísimo joven está representado como Osiris, el dios egipcio de la resurrección.

Uno de los objetivos de la asociación de Amigos del Palacio de Boadilla del Monte es la investigación y conocimiento de todo lo relacionado con el palacio, así que decidimos seguir la pista de esta escultura y realizamos una exhaustiva investigación para averiguar qué estatuas conformaban la colección del infante don Luis y que probablemente decoraban las hornacinas, ahora vacías, de la escalera principal del palacio.

Estatuas vaciadas

En primer lugar, contamos con los documentos del testamento del infante don Luis en los que se detallan todas sus colecciones, entre ellas la de estatuas vaciadas (reproducción de esculturas o relieves en escayola) y nos han servido como base para poder reconocerlas: varias de Venus, el famoso Laoconte, Apolo, Baco, y el llamado Ídolo de Egipto (Antínoo), entre otras. Además, contamos con testimonios históricos de distintas épocas que confirman que la escalera estaba decorada con estatuas clásicas.

El responsable del taller de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Comisión de Escultura, José María Luzón, nos indicó que la co- lección de escultura pertenece en su totalidad a la colección Mengs, conservada desde el siglo XVIII en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, siendo una de las mejores colecciones de vaciados de Europa.

La Academia de San Fernando había sido creada con el objetivo de formar a jóvenes artistas en varias artes y necesitaba proveerse de modelos en yeso que sirvieran como pauta y fuente de inspiración. Según Mengs, el único procedimiento para alcanzar la perfección artística era el análisis y la imitación de las obras de arte de la antigüedad.

Además se puso de moda entre la aristocracia el gusto neoclásico que estaba triunfando en Europa y pedían a la Academia copias de los modelos clásicos para la decoración de sus palacios. En el caso del infante don Luis, a juzgar por su testamentaría, debió encargar a la Academia su colección.

Dónde colocarlas

Para averiguar a qué sitio correspondía cada estatua, invitamos a Leticia Azcue, conservadora de Escultura del Museo del Prado, a visitar el palacio de Boadilla, y a Javier Jordán de Urríes, conservador del Real Sitio de Aranjuez, cuyo conocimiento de los palacios de los reales sitios es insuperable. Ambos nos indicaron los pasos a seguir y elaboramos un informe, con las estatuas propuestas y su disposición, que entregamos al Ayuntamiento de Boadilla para que se tenga en cuenta a la hora de restaurar los espacios pendientes en el palacio, como la escalera principal.