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Qué come un bebé de los 0 a los 6 meses

 

El primer año de vida es un año de grandes cambios en nuestro organismo. Algunos los apreciaremos a simple vista (se triplica el peso, la talla aumenta unos 25cm, el perímetro craneal crece de 10 a 15cm, salen los dientes, el niño adquiere progresivamente la posición vertical); otros no, como son la maduración del sistema digestivo, de los riñones y del sistema inmune que, junto con el desarrollo neurológico, permitirán tolerar de forma progresiva y controlada distintos tipos de alimentos sin perjudicar la salud de nuestros pequeños.

 

El papel del pediatra será, entre otros, dirigir la introducción de los distintos alimentos. La cronología y el orden de introducción de los mismos puede variar según diferencias personales (niño que no gana peso, regurgitadores habituales, antecedentes de alergias en otros hermanos…) o culturales (según la costumbre del país o de los alimentos disponibles).

 

En los primeros seis meses de vida el único alimento realmente necesario es la leche. Hasta esa edad no es en principio obligatoria la introducción de alimentación complementaria.

 

Lo ideal, la lactancia materna

La lactancia materna cubre todas las necesidades nutricionales del bebé y, además, le aporta defensas y mejora la afectividad madre-hijo.

 
El pecho se debe dar a demanda sin obsesionarse con los tiempos. Conforme el niño crece y tiene más fuerza, las tomas se van espaciando y la duración de la tetada es menor. A veces no llega ni a cinco minutos.

 

También puede ocurrir que mame sólo de un pecho. En este caso se deberá alternar el pecho que se le ofrece para mantener la producción en los dos y evitar asimetrías.

 

Si se opta por lactancia artificial, se utilizarán fórmulas adaptadas o de inicio (leches 1) hasta los 6 meses de edad, momento en el que se pasará a leche 2 ó de continuación.

 

Para preparar los biberones, se debe utilizar agua mineral de mineralización débil, apta para alimentación infantil. También se puede hervir el agua del grifo sin sobrepasar el minuto de hervor para no concentrar en exceso los solutos del agua. No olvidemos que para preparar los biberones siempre hay que diluir un cacito raso de leche por cada 30cc de agua.