Mascotas

Más que compañía

Las mascotas, aparte de la consabida compañía, nos aportan otros be­neficios que las convierten en doblemente útiles para la sociedad. Y así ha sido históricamente. Por ejemplo, el gato, aparte de ser una mascota estupenda, se ha usado desde hace miles de años como sistema de control de plagas. Son animales altamente eficientes controlando la población de ratas, ratones, lagartijas y pequeños insectos.

 

El perro tiene innumerables aplicaciones fuera de la compañía estric­ta. Son animales que se usan para labores de guarda y defensa, pastoreo, transporte y arrastre, como ocurre con los perros de trineos... Como guías o animales de ayuda para ciegos y discapacitados. Son animales de rastreo en catástrofes, se usan en labores de detección de drogas, explosi­vos, rescates naúticos y otras muchas labores.

Aparte de estas funciones, de sobra conocidas por todos, las mascotas cumplen otras funciones sociales. Incluso los peces, que puede parecer que no ofrecen nada, aparte de su compañía y su colorido, proporcionan relax y evasión.

El cuidado adecuado de una mascota exige un tiempo y una atención que ayuda a relajarse y evadirse del estrés diario. Mientras estamos con nuestra mascota, estamos centrados en ella y en nada más.

Son muchos los testimonios de gente que ha podido superar su timidez paseando al perro. Existen estudios que evidencian los beneficios de aca­riciar a un animal. Se ha llegado a determinar, incluso, que el ronroneo de un gato ayuda a controlar la tensión arterial y es beneficioso para diferen­tes dolencias (parece ser que como consecuencia de la frecuencia de las vibraciones del ronroneo, que oscilan entre los 20 y 140 Hz.).

Se usan animales, con gran éxito, para terapia social con ancianos en residencias, con niños y con personas con minusvalías. Se consiguen resultados increíbles en casos de autismo tratados con ayuda de caballos, perros o delfines.

Son una buena influencia para los niños menores. Cuidar una mascota, tener que alimentarla, asearla y ocuparse de ella en general, estimula su responsabilidad. Da igual que sea un perro, gato, cobaya, conejo, hám­ster… Lo importante es lograr una implicación adecuada que refuerce sus valores.

Una mascota, como vemos, es beneficiosa para el grupo humano con el que se relaciona y siempre da mucho más de lo que pide.