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Leticia G. Rivero, pintora

Leticia trabaja en el mundo de la empresa como consultora, pero tiene otra pasión que cultiva desde la infancia: la pintura. Ahora ha cumplido uno de sus sueños, exponiendo su primera colección en el Auditorio Municipal.

 

Los cuadros de Leticia G. Rivero (32) no dejan indiferente. Su color, la textura, la luz, la composición y el tema, la mujer, consiguen un efecto hipnótico que te impide dejar de mirarlos.

Estudió Dirección y Administración de Empresas. El arte lo lleva en la sangre. No ha seguido una formación reglada. Desde pequeña ha sentido pasión por pintar. Durante los años fue perfeccionando su técnica en diferentes escuelas, como Art3, en Boadilla, con el pintor José Luis Martín de Vidales; y el Taller del Prado, con Paco Molina, profesor y director del centro. “He aprendido mucho de ellos y les estoy muy agradecida”, afirma.

A los 20 años empezó a pintar por su cuenta, enseñando sus cuadros a gente cercana que le gustaba lo que hacía y le compraban algunas cosas. Pero hace aproximadamente un año decidió que quería mostrar su trabajo a más gente y de ahí nació la exposición que vemos hoy, La feminidad sublime. “Esta exposición es solo una muestra de la colección completa. Estoy muy emocionada, me hace mucha ilusión”, nos comenta Leticia.

¿Por qué la mujer?“Hace 10-15 años pintaba bailarinas, pero, a medida que una crece, se va conociendo mejor y explora otros campos. La feminidad es algo muy rico y complejo”, explica. A Leticia le sorprende que todavía perdure el estereotipo de que la mujer es, únicamente, dulce y maternal. Pero no es así, “la mujer puede ser también seductora, rebelde, tener carácter, ser osada... Y para descubrir todo eso necesita momentos de introspección, de estar con ella misma, al margen de la cotidianeidad. Por eso, las mujeres que pinto ahora transmiten intensidad, están viviendo una emoción, y lo hacen a solas”. En su opinión, cuando una mujer se conoce a sí misma, se hace fuerte, no tiene miedo a estar sola, ni tiene necesidad de hacer ostentación de quién es.

El burdeosLe gusta mucho pintar con óleo. El burdeos impregna la mayor parte de la colección. “Es un color sensual, rico en matices como la mujer. Puede ser romántico, intenso, pero siempre cálido”.

Se inspira en personas que conoce, hace fotos, ve publicidad, a las modelos... A la hora de plasmar su idea, resalta la figura protagonista, mientras que el fondo queda más indefinido. Los chorros de pintura que se aprecian en casi todas las composiciones es su manera de integrar la figura en ese entorno difuminado.

Con los carboncillos, sin embargo, busca definición, quiere que la gente se fije en un momento concreto, en una determinada expresión. “El foco está en la protagonista del cuadro, no hay fondos”, afirma. Los acrílicos también pasan por sus manos, pero normalmente cuando busca pintar rápido y necesita que seque enseguida.

Empatizar, siempreEn cualquier caso, para ella lo importante es empatizar con aquello que se pinta. “Solo así se puede disfrutar del proceso y eso mejora el resultado”, asegura. Y así es: una colección repleta de texturas y color que iluminan los mil matices de la feminidad.