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La llegada del hermanito y los celos

 

Los celos suponen una reacción emocional caracterizada por un sentimiento de envidia y resentimiento generalizado hacia la persona que se considera rival. En el caso de los niños, generalmente aparecen en la etapa infantil (entre los 2 y los 5 años), durante una edad en la que más marcado está el egocentrismo.

 

El niño celoso es un niño estresado. Observaremos en él síntomas como:

Ansiedad ante la separación de los padres. Esta actitud constituye un “reclamo de atención” por parte del niño, por un sentimiento de abandono.

 

Desasosiego / angustia, que sólo desaparece al separar al rival (nuevo hermanito) y al llevar toda vuestra atención hacia él.

 

¿Cómo podemos ver claramente que nuestro hijo está pasando por una etapa de celos?

 

-Coge juguetes de su nuevo hermano.

 

-Conductas de fastidio hacia el bebé.

 

-Rabietas muy temperamentales por cosas que no tienen importancia.

 

-Falta de interés por las cosas.

 

-Actitudes regresivas, sobre todo en el control de esfínteres y en el hábito del sueño y la alimentación.

 

-Desobediencia y oposición a todo.

 

-Retraimiento.

 

-Manifestaciones solapadas (tienden a externalizar su tensión con síntomas físicos incluso llegando a provocarse fiebre sintomática). Agresividad, irritabilidad.

 

-Tienen muchos momentos de sentimientos contradictorios, ya que en muchas ocasiones se dan cuenta de que están actuando mal pero no pueden evitarlo. Su sentimiento de celos es más fuerte que ellos y no pueden controlarlo.

 

Cómo actuar

 

Es bueno ir explicándoles la llegada del hermanito (adaptando la información a cada edad) a partir del segundo trimestre de embarazo cuando los cambios físicos en la madre empiezan a ser más evidentes.

 

Conviene que la explicación la den los dos padres juntos. Debe hacerse de la forma más natural posible y sin darle mucha importancia ni insistencia.

 

Las explicaciones deben ser veraces, breves. ¡Ojo con que la vida del niño comience a girar en torno a la llegada del nuevo bebé! Eso sería muy negativo.

 

Hay que implicarle en todo momento. Para ello, por ejemplo, no debemos hablar sólo del bebé de mamá, sino de nuestro bebé.

 

Es bueno también visitar a otras familias con recién nacidos, y explicarles “mira fulanito ha tenido un hermanito como tú”.

 

Los cuentos que narran la llegada de los hermanitos están muy bien porque generalmente le muestran todos los pasos del embarazo hasta el nacimiento: que a mamá le crece la tripa, que no puede cogerle, que juega con papá, etcétera.

 

También se le puede implicar en los preparativos de la habitación nueva. Si le vas a pasar a la cama, conviene hacerlo mucho antes de iniciar los preparativos de la habitación del hermano en camino. Esto evitará que llegue a la conclusión de que le pasas ahí para darle su cuna al nuevo hermanito.

 

Es importantísimo mantener las rutinas  porque le darán muchísima tranquilidad.

 

¡Y llegó el hermanito!

 

Si tu hijo va a verte al hospital tras el nacimiento de su nuevo hermano, conviene que lo haga en un momento en que tú te encuentres bien y con fuerzas, que en ningún momento intuya que te encuentras mal o te duele algo por causa de su hermano recién llegado, pues le echará la culpa de que estés en el hospital y no en casa con él.

 

Que el primer contacto sea en la cuna; es decir, que cuándo llegue no tengas al bebé en los brazos o dándole el pecho. Mejor que esté en su cunita.

 

No siempre debemos dar por supuesto una reacción negativa de nuestro hijo a la llegada de un nuevo miembro a la familia. Podemos sorprendernos de la manera de reaccionar de un niño ante un acontecimiento de estas características. Puede ocurrir que al principio su reacción sea buena y que los celos lleguen pasados unos meses o incluso unos años.

 

La vuelta a casa

 

Lo primero es reestablecer el equilibrio de la unidad familiar, volver a las mismas rutinas e intentar recuperar cuanto antes el ambiente familiar.

 

Es muy bueno crear ambiente de equipo; es decir, hacer participar al niño en todo lo que puedas relacionado con el recién nacido: que te ayude a cambiarle el pañal (dándote las toallitas o la crema, por ejemplo), que te ayude con su ropita al vestirle, al bañarle, que te vea darle de comer o prepararle el biberón...

 

Hay que huir en todo momento de favoritismos o comparaciones, tanto a favor de uno como de otro. Explícale que el afecto es ilimitado, y que vosotros tenéis amor para darle a los dos por igual, que la llegada del hermanito no le va a restar a amor a él.

 

Ignorar conductas típicas de los celos. Ante reacciones que veáis que son por celos, lo mejor es ignorar la conducta e intentar centrar la atención en otra cosa, para que no vea que le das importancia a su comportamiento y termine por cambiar de actitud.

 

Es bueno que en el colegio la profesora sepa de la llegada del bebé a casa para ver si nota cambios en su conducta. Si se producen regresiones en el control de esfínteres, no se le debe regañar porque así estaríamos fomentando la llamada de atención. Lo mejor, ignorar ese comportamiento e intentar que poco a poco la situación vuelva a la normalidad.

 

Sobre todo que haya mucha relación familia-colegio para ver cómo está reaccionando vuestro hijo frente a la nueva situación.

 

Y algo muy importante: hay que armarse de paciencia y repartir las responsabilidades, los momentos buenos y los menos buenos, en pareja.