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La displasia de cadera

 

La displasia de cadera es una patología bastante frecuente en perros de razas grandes, como el pastor alemán, retrievers, mastines, dogo alemán… También se puede ver, aunque con mucha menos frecuencia, en perros de raza pequeña. No hay diferencias de incidencia entre machos y hembras.

 

La patología consiste en una mala conformación de la articulación de la cadera que, pasado el tiempo, lleva a la aparición de cojeras, artrosis, dolor, etcétera. De cualquier modo, los síntomas son muy variables. Nos podemos encontrar con animales que apenas les afecten los mismos  como aquellos que padecen una severa incapacidad para moverse debido a esta enfermedad.

 

Síntomas


Los signos que encontramos en cachorros y perros jóvenes suelen ser:


- Dificultad para estar de pie, caminar, saltar
- Corren como lo suelen hacer los conejos.
- Cojera que se agrava o aparece con el ejercicio.

 

Cuando vemos los síntomas en perros de más de un año, generalmente, responden a la artrosis que se ha desarrollado. Suele apreciarse:

 

- Dificultad de movimiento y balanceo.

- Cojera en frío que remite al rato de comenzar a caminar.
- Problemas para subir escaleras o saltar al coche
- Patas traseras abiertas y pasos cortos
- Pérdida de masa muscular.

 

De cualquier modo, estos signos en los que se manifiesta esta dolencia no son exclusivos de la misma. Deberá ser el veterinario quien, a través de la historia clínica, la exploración física y pruebas radiológicas, determine la existencia de la patología y su grado.

 

Su tratamiento


El tratamiento de la displasia puede ser médico o quirúrgico. Si los síntomas no son muy graves, o el animal es adulto, habitualmente solemos recurrir a los medicamentos o a un tratamiento a base de antiinflamatorios y protectores de los cartílagos, un poco de dieta y control del ejercicio.

 

En otros casos, la opción quirúrgica es mucho más adecuada, existiendo distintas técnicas que pueden llegar, incluso, a la implantación de una prótesis de cadera en el animal.

 

A modo preventivo, recomendamos hacer pruebas radiológicas a todos los cachorros de aquellas razas más predispuestas a contraerla entre los 4 y los 6 meses de edad.

 

Sin garantías


Muchos cachorros son hijos de perros con certificado en el que se garantiza que están libres de displasia de cadera. Sin embargo, esto no es una garantía absoluta de que nuestro animal no vaya a padecer la enfermedad. Es cierto que existe un componente genético hereditario muy importante a la hora de desarrollarla, pero también pueden darse casos entre los cachorros de esos padres considerados sanos.

 

Otra consideración importante, si tenemos un animal afectado de displasia, es que no debemos criar con él, precisamente por el carácter marcadamente hereditario de la patología. En tal caso, aconsejamos la esterilización de los animales para evitarlo.