Mascotas

La atopia, causas y consecuencias

La atopia es una reacción de hipersensibilidad a alérgenos del entorno, ya sean inhalados o absorbidos por la piel. Empieza con el enrojecimiento de la piel y prurito, lo que provoca que el animal se rasque, muerda o lama las zonas afectadas.

 

La atopia es una reacción de hipersensibilidad a alérgenos del entorno, ya sean inhalados o absorbidos por la piel. Es común en perros y suele aparecer entre los seis meses y los seis años. Sin embargo, los primeros síntomas suelen aparecer en la mayoría entre los doce meses y los tres años de edad. 

 

Se trata de una de las tres alergias principales con manifestación cutánea (junto a la alergia a la picadura de la pulga y las alimentarias). Su frecuencia es muy elevada y supone, aproximadamente, el 50% de los casos de dermatología canina. Las dermatitis alérgicas, sobre todo la dermatitis atópica, son el principal motivo de consulta en dermatología.

 

Causantes 


El principal causante es el ácaro del polvo, que causa un cuadro no estacional (dura todo el año). También se incluyen las alergias al polen, césped, hierbas, insectos (suelen ser estacionales) y, también, a la caspa humana. Hay un componente genético y razas predispuestas como Golden Retriever, Shar-pei, Bulldog, Bóxer o Westy.

 

Los síntomas


Empiezan con enrojecimiento de la piel (eritema cutáneo) y prurito. Hay lamido, rascado y mordisqueo que afecta a las patas, flancos, ingles, axilas, cara y orejas. Es muy común la aparición de pioderma secundario (infección de la piel) sobre todo por la bacteria Staphilococcus intermedius.

 

Es también frecuente la aparición de complicaciones por una levadura llamada Malassezia pachidermatis. Menos frecuentemente se aprecia conjuntivitis y rinitis alérgica con bronquitis.

 

Cura

 

La atopia no se cura, sólo se controla y con dificultad. Además es uno de los trastornos dermatológicos de más difícil control ya que no es posible proteger a los animales frente a la exposición a los alérgenos causantes.

 

El prurito se controla con tratamientos tópicos y sistémicos con antihistamínicos, complementos de ácidos grasos esenciales, corticoides o ciclosporina. Dentro de los tratamientos tópicos, están el uso de champús, acondicionadores y pulverizadores cada 2-7 días. 

 

Se deben controlar también las infecciones secundarias con antibióticos durante 6-8 semanas. También conviene hacer un control de pulgas y determinar si hay alergias alimentarias que nos compliquen el cuadro y el tratamiento. 

 

El pronóstico es bueno pero, la mayoría de los perros, necesitará medicación de por vida. Las recaídas son frecuentes y se necesitan diagnósticos y actuaciones individualizadas a las necesidades del animal.

 

Así se detecta

 

 

- Aparecen los problemas entre 1 y 3 años.


- Evolución progresiva de picor en cara (frotamiento) y patas (lamido y mordisqueo).


- Cambio de coloración del pelo por la saliva.


- Infección de las patas delanteras.


- Otitis externa e inflamación de la cara interna de las orejas.


- Enrojecimiento alrededor de los ojos, labios y mentón.


- Raza predispuesta o historia familiar con antecedentes alérgicos.


- Dermatitis recurrente.


- Infecciones cutáneas.


- Empeoramiento estacional de los síntomas.