Plantas

El ficus ginseng o retusa

 

Aunque, debido a su forma, se le denomina ficus ginseng o bonsai, esta planta es un ficus retusa. Se trata de una especie de crecimiento moderado, tronco pesado y retorcido en forma de higo, raíces aéreas y con un penacho concentrado en la parte superior del tronco con hojas ovaladas de color verde muy oscuro.


El aspecto que da es como el de un bonsai, aunque el recipiente donde va plantado no es tan pequeño como el de estos, pues no podría sobrevivir.


Su estructura recuerda a una escultura. Parece que incluso tiene movimiento. Son el tronco retorcido y las raíces al descubierto lo que le proporcionan esa elegancia tan especial. Su mantenimiento no es complicado:


Riego: Regular y moderado, nunca encharcado. Se puede sumergir en agua durante diez minutos, una vez cada diez días (siete en verano), pero dejar drenar para que la tierra quede humeda y no se pudran las raíces.


Temperatura: No exponerla a temperaturas extremas ni cambios bruscos. Necesita una temperatura constante. En primavera y verano se puede sacar al exterior en un sitio sombrío y fresco, nunca a pleno sol. En el interior, cerca de una ventana con una cortina que le proteja del sol.


Poda: Si crece en exceso deformando su silueta, hay que podar las ramas, manteniendo su penacho de hojas compactado, sin ramas que sobresalgan. Es propensa a tirar hoja en cuanto sufre algún cambio, pero no se muere, siempre vuelve a brotar. Le suele suceder esto por calor o falta de agua. Si lo que tiene es exceso la hoja, se pone amarilla.


Abono: La tierra que se utiliza es turba, una vez al año conviene rellenar el recipiente reponiendo lo perdido. Cuando el crecimiento haya sido tan grande que la planta apenas pueda mantenerse en el recipiente (nunca antes de dos años desde la compra) habrá que transplantarla a una maceta un poco mas grande y echarle turba. En el fondo de la maceta habría que poner una capa de agua para el drenaje.