Motor

Citroën C4 Picasso y C4 Grand Picasso: Dos mejor que uno

La marca francesa ofrece dos monovolumenes medios muy similares: sólo parte del diseño exterior y el número de plazas los distingue.

 

Citroën seguirá comercializando el monovolumen Xsara Picasso hasta 2010, pero su vanguardia en este segmento la conforman los flamantes C4 Picasso y C4 Grand Picasso, en esencia el mismo automóvil aunque con diferente configuración interior. En todo caso, entre las opciones más sugerentes de su categoría.


El primero —de 19.150 a 26.550 euros— es la alternativa para quien sólo requiere cinco plazas —las traseras, ajustables en longitud, son muy anchas—, prefiere ahorrar 900 euros en la compra y desea un coche más compacto: 4,47 metros de longitud y maletero de 500 a 1.735 litros.


El C4 Grand Picasso —4,59 metros de largura y de 20.050 a 27.450 euros de precio— ya suma siete asientos. Los de la tercera y última fila son plegables y ocultables en el maletero si no se usan. Resultado: cinco cómodos asientos y un súper maletero de 576 litros —208 con siete ocupantes y 1.951 litros, para una pequeña mudanza doméstica, dejando hábiles las butacas de conductor y acompañante—. En este modelo hay que tener en cuenta que las últimas plazas son aptas casi sólo para niños por el poco espacio que reservan para las piernas.


Elementos comunes


Comunes son elementos internos como el puesto al volante, éste multirregulable y de cubo central fijo —sólo gira el aro—, con botones para el audio-CD o el control/regulador de velocidad; la instrumentación centrada digital —translúcida para optimizar su visión—; o los pulsadores de climatización, esquinados en la consola.  Sólo el diseño exterior trasero difiere de un modelo a otro.


La posición de marcha es natural, tipo turismo. Y la luminosidad, como la visibilidad, sobresaliente por sus finos pilares y su generoso parabrisas panorámico. Detalles que, junto a otros como las mesitas de avión en el dorso de los asientos delanteros, harán las delicias de los más pequeños. Asimismo, su calidad es convincente y su presentación llamativa, pero hay plásticos y ajustes menos robustos de lo deseable.


En lo dinámico no se les puede pedir más confort, sobre todo a las versiones Exclusive con eje trasero neumático, que mantiene constante la altura del vehículo con independencia de la carga. 


No son automóviles para una conducción deportiva sino familiar, y por ello, en tramos sinuosos, a ritmo rápido, balancean e incomodan. En esta parcela, tiene rivales más sólidos, como el Opel Zafira y el Volkswagen Touran. Pero a cambio, en rutas rápidas y despejadas filtran baches con solvencia, mientras que dirección, frenos, cambio o pedales cumplen con nota y precisión.


Motorizaciones


Los dos vehículos se ofrecen con motores de gasolina 1.8i de 127 CV y 2.0i 143 CV, pero, a nuestro juicio, la relación entre prestaciones, reprís y consumo favorece a las alternativas HDI de gasóleo 1.6 de 110 CV y 2.0, de 138, no mucho más rápida y sí algo más sedienta, aunque un punto más ágil a plena carga. Tanto el motor 1.6 como la 2.0, así como el de gasolina 2.0i, son compatibles con cambios manual y automático, de funcionamiento correcto y recomendable para quien prime la facilidad de conducción.


Seguridad de serie


Citroën apuesta fuerte en la seguridad de estos modelos –cinco estrellas en el duro test EuroNCAP–, que dota con siete airbag (incluido uno para las rodillas del conductor), control de estabilidad ESP, frenos ABS con corrector y servo de emergencia, o luces antiniebla.

 

Los acabados más completos –el SX es el mejor ponderado– añaden faros bi-xenón direccionales. Entre las opciones, algunas de interés como el avisador de cambio involuntario de carril, vidrios laterales delanteros laminados –dificultan robos–, alarma o un sobresaliente equipo multimedia con pantallas y DVD integrados.