Sociedad

Carta de una lectora: En el monte de Boadilla hay ángeles

Soy Beatriz Serrano, vivo en Boadilla del Monte. Un municipio ideal para vivir, situado en un enclave paradisíaco para aquellos que disfrutamos con la naturaleza. Tener la oportunidad de salir del portal de tu casa en bicicleta y encontrarte en 5 minutos en un monte de encinas y pinos centenarios, no tiene comparación.

 

Pues bien, el domingo salí, como de costumbre a hacer mi ruta.  Estaba terminando cuando me crucé con un matrimonio y un hijo pequeño que subían por la senda. La sorpresa del encuentro hizo que anduviese varios metros descontrolada hasta que al final salté por encima del manillar de la bicicleta con la mala suerte de romperme una cadera.

Salté por encima del manillar de la bicicleta, con la mala suerte de romperme una cadera

Me aparté del camino como pude y retiré la bicicleta para evitar otro percance, pues es un camino muy transitado por ciclistas.

Me tranquilicé intentando tomar conciencia de mi lesión. Moví la cabeza, brazos, espalda, rodillas, etc. pero al intentar incorporarme, el dolor en la cadera derecha fue el presagio de lo que más tarde se constataría en el hospital Puerta de Hierro.

Pues bien, a partir de ese momento en el que el miedo, unido al dolor y a la soledad se apoderaron de mí, aparecieron mis ángeles.

El primero un ciclista, del que sólo tengo el nombre, Gonzalo. Se preocupó intentando ver qué era lo que se podía hacer, ya que él solo, con dos bicicletas y conmigo en el suelo, poco podía hacer. Pero su cariño y compañía durante esos primeros minutos fueron suficientes para que recuperase la confianza.

Al poco tiempo aparecieron no sé si cuatro o cinco ángeles disfrazados de ciclistas:Enrique Capilla, Ignacio Herradón, Juan Antonio Sáez y Javier Cantelar. Con sumo cariño, cuidado, sentido del humor y dedicación absoluta, se quedaron conmigo haciendo todo tipo de intentos para bajarme hasta un lugar de fácil acceso a la ambulancia, ya que donde estábamos era imposible.

Al poco tiempo, y digo poco porque se me hizo muy corto, aparecieron los de Protección Civil(Paula Rodríguez y Miguel Molina). Recuerdo también que había un miembro de la Policía Municipal. También mi agradecimiento desde aquí.

Cuando llegaron, yo ya estaba tranquila y confiada. Protección Civil avisó al SUMMA.En poco tiempo llegaron y allí mismo me pusieron una vía con un calmante para caballos. Esperaron a que me hiciera efecto y en seguida prepararon una camilla para iniciar el descenso hacia la ambulancia que ya estaba esperando y me llevaron al Hospital de Puerta de Hierro.

Desde aquí mi más sincero y profundo agradecimiento a Carlos, el médico que iba en la ambulancia conmigo y a su equipo.

Cuando me quise dar cuenta, ya estaba en el quirófano

Una vez en Puerta de Hierro, me hicieron la prueba del covid y las radiografías de la cadera a la velocidad del rayo. Sin esperas ni tiempos muertos. Al ver que estaba rota la cabeza del fémur, me informaron de que en cuanto quedase un quirófano libre entraría.

Posteriormente, el protocolo para anestesia (radiografía y electrocardiograma). Cuando me quise dar cuenta, ya estaba en el quirófano. Recuerdo que una enfermera, a la que pregunté el nombre entre sueños (no sé si Laura o María), me acariciaba la mano.

Me desperté en reanimación, y cuando empecé a mover los pies, me subieron a planta.

También quiero agradecer desde aquí al equipo del Dr. Sergio Sánchez, que fue el que me operó, y a la Dra. Laura Rollán, que se encontraba con él de guardia ese día. Siento no poder nombrar al anestesista y a todos los que me acompañaron durante la intervención.

"Un profundo agradecimiento a todas las personas que se fueron cruzando conmigo ese día, a los que yo llamo ángeles, que están entre nosotros y nos acompañan en nuestro día a día"

A partir de entonces, todo a mejor.

Pues bien, este artículo tiene como fin primordial el profundo agradecimiento a todas las personas que se fueron cruzando conmigo ese día, a todos aquellos a los que yo llamo ángeles, ángeles que están entre nosotros, que caminan con nosotros y nos acompañan en nuestro día a día.

 

Beatriz Serrano, vecina de Boadilla del Monte.

Boadilla del Monte, a 13 de septiembre de 2020.