Reportaje

Un contacto diferente con el arte

Es la última moda en el mundo del arte: las exhibiciones inmersivas, en las que el visitante, gracias a las últimas tecnologías, se siente dentro de la obra. Rafael Ambit, vecino de Boadilla, ha estado detrás del montaje técnico de Klimt: la experiencia inmersiva en Matadero (Madrid). Con él, conocemos lo que hay detrás de esta espectacular muestra audiovisual.

 

El pasado 3 de marzo se inauguró en la nave 16 de Matadero de Madrid Madrid Artes Digitales (MAD), un espacio de experiencias interactivas único en Europa para acercar a todos los públicos las mejores y más innovadoras muestras de la fusión del arte con la ciencia y la tecnología. 2000 m2 de exhibición que se estrenan con un interesante repaso a la vida y obra del pintor austriaco Gustav Klimt bajo el título Klimt: la experiencia inmersiva.

Un montaje que hemos conocido de cerca con un vecino de Boadilla del Monte, Rafael Ambit, cuya empresa, Ditec Comunicaciones, se ha encargado del todo el despliegue técnico de la exposición y de la sala principal, con 1.200 m2 de proyección inmersiva.

Él ha sido el Project manager de este trabajo, único en Europa y de los pocos que existen en el mundo. Es decir, el encargado de coordinar la integración de los sistemas audiovisuales y al equipo técnico para que la muestra fuera posible.

El secreto

Este espectáculo de realidad digital inmersiva se consigue gracias a los 43 proyectores láser suspendidos a diez metros de altura en una estructura de 36 metros de largo por 12 de ancho.

Proyectores finamente coordinados, con una óptica y luminosidad especial, similares a los que se emplean en videomapping (imágenes o animaciones proyectadas sobre edificios, teatros...); y a una distancia y ángulo de proyección específicos calculados por los ingenieros.

“Para lograr ese efecto de imagen única que envuelve al visitante, las imágenes se solapan o funden unas con otras, y no se nota la unión”, nos explica Rafa.

Así, el vídeo se divide en secciones asignadas a cada proyector. Cada una se moldea por un técnico especialista, que la encaja al milímetro con las contiguas. Es lo que denominan técnica de warping.

15 proyectores disparan al suelo, 20 a las paredes largas y 8 a las dos paredes más cortas. Un reproductor máster se encarga de que, los 43 reproductores que mandan la señal a los proyectores, trabajen perfectamente sincronizados.

 

Retos

Entre los retos técnicos de este proyecto, “estaba el trabajo en altura y el ajuste de cada proyector al milímetro”, nos cuenta Ambit. “Ha sido una obra exigente y en la que ha sido clave la colaboración de todos, desde los técnicos involucrados en el montaje hasta los ingenieros y resto de compañeros”.

Emplearon mes y medio en montarlo más las dos semanas de pruebas y ajustes.

¿Nos recomiendas visitarla? “Por supuesto. No es la típica exposición de museo. Es una exhibición viva, con algunas partes en las que puedes interactuar. Un ejemplo de cómo las nuevas tecnologías nos acercan un punto de vista diferente de la cultura y el arte”.

Es apta para todos los públicos y se puede ver hasta junio en Matadero Madrid.

 

Entradas: Klimt: la experiencia inmersiva