En general, las calles y avenidas boadillenses están correctamente señalizadas, pero hay cruces que aún resultan peligrosos, sobre todo para peatones. Por otra parte, la falta de civismo de algunos conductores incrementa la peligrosidad de ciertos enclaves.
Entre los pasos más comprometidos, figuran cruces como el de la M-513 que enlaza el Sector B con la urbanización El Olivar de Mirabal, una vía competencia de la Comunidad de Madrid. Muchos vecinos han de atravesarlo a las bravas en la confluencia con la transitada rotonda que comunica uno y otro espacio para, por ejemplo, acceder a supermercados próximos como Caprabo, el Lidl o el Supercor, pues por no haber no hay ni un paso de cebra.
Decenas de metros calle abajo hay un paso subterráneo que comunica el comienzo de la Avenida del Infante Don Luis y de la calle Miguel Ángel Cantero Oliva, pero está demasiado alejado. Así que los peatones hacen lo que pueden y cruzan cuando el tráfico lo permite. Algo que durante el día es más o menos arriesgado, según la destreza de cada cual (ciclistas, personas de todas las edades, hasta con niños o cargadas con bolsas de la compra…), pero que de noche se vuelve francamente peligroso. Y en breve lo será todavía más con la llegada del invierno.
Otro cruce crítico es el de la rotonda que comunica el Sector B con la M-516, la antigua carretera que enlaza Boadilla del Monte con Majadahonda. Situado en las proximidades del Centro Comercial El Palacio, como en el caso anterior carece de un solo paso de cebra en sus cuatro entradas/salidas rodadas, y menos aún una pasarela o un semáforo para que un peatón cruce, por ejemplo, desde la calle Isabel II hacia la urbanización Encinar Norte, una zona que acaba de ampliar espacio urbanizado y que pronto contará con nuevas viviendas y habitantes. En este caso, el mayor diámetro de la glorieta obliga además a los viandantes a completar el paso por los márgenes recién pavimentados de una travesía carente de aceras. El Ayuntamiento ya ha anunciado que construirá la necesaria pasarela peatonal en dicho punto.
Sobre el tráfico rodado, hay puntos tan comprometidos como el viejo cruce en raqueta de la M-513 junto al colegio Mirabal Infantil, para acceder o salir de la calle del Monte Romanillos. En sentido Brunete, el conductor corona un largo repecho con un acusado cambio de rasante donde puede encontrarse con tráfico transversal, saliendo de la urbanización El Olivar de Mirabal o accediendo a ella. No menos imponente resulta en sentido opuesto, pues el cruce surge a la salida de una curva ciega en sentido Boadilla.
Circulamos bien en las rotondas
Como en otros municipios, Boadilla dispone de diversas rotondas que regulan intersecciones, pero muchos no terminan de saber cómo circular por ellas. La prioridad para acceder a una rotonda la tiene el tráfico rodado que viene por la izquierda, y no por la derecha como en el resto de cruces. Ya en su interior, el Código de Circulación establece que se debe permanecer en el carril exterior de la glorieta, tanto para tomar la primera salida como para salir por la siguiente, situación en la que alternativamente autoriza a acceder al carril interior para aproximarse al exterior cuando se acerca la salida, teniendo en cuenta que la prioridad la tiene el tráfico que circula por el carril exterior, al que no se puede cerrar el paso.
Señalizar con intermitentes es obligatorio para evitar accidentes, también en giros como los que se hacen a la islandesa (giro simultáneo a la izquierda y sin cruzarse de dos vehículos que circulan opuestos) que la mayoría desconoce cómo hacer pese a ser recurrentes en algunas calles de Boadilla (caso de los cruces en las calles de los puentes sobre la M-50 de Ventura Rodríguez y Santiago Ramón y Cajal).
En el caso de la avenida del Infante Don Luis, la prioridad la tiene el tráfico situado en plena avenida y cruce, y no el que accede por las calles adyacentes, aunque los últimos tengan intención de seguir la marcha sin doblar o lo hagan a la derecha.
Dos apuntes más: es habitual ver conductores a toda velocidad por las mañanas circulando por las calles boadillenses (limitadas a 40 km/h, y a 20 en los badenes). Conductores que principalmente van a dejar a los niños en el colegio. Todo un riesgo a horas de elevada circulación y muchos viandantes, en general niños de camino al colegio.
Además, hay calles de sentido único que no pocos utilizan a su antojo en sentido opuesto. Sucede en Jorge Manrique, en el aparcamiento del Maxi Día, del que los más espabilados salen de forma temeraria violando el sentido obligatorio de marcha para ahorrarse completar la calle, con el riesgo que entraña de colisión frontal contra otro vehículo que acceda a la vía correctamente desde la avenida Condesa de Chinchón.