Si algo distingue a Boadilla del Monte de otros municipios colindantes es la amplitud de zonas verdes que rodean la localidad. Sólo el monte circundante ofrece una superficie protegida superior a las 800 hectáreas entre los tramos Norte y Sur. Sin embargo, Boadilla también cuenta con un notable conjunto de parques y jardines en el área urbanizada. Zonas verdes que jalonan las calles principales y avenidas, en el caso de los nuevos desarrollos (en particular en Residencial Siglo XXI), a razón prácticamente de uno por manzana o manzana y media.
El amplio y en general racional diseño de estos barrios, extensible a las futuras áreas de Valenoso, El Encinar, El Pastel, Olivar 3ª Fase y La Cárcava, como el resto proyectados a base de urbanizaciones con superficies recreativas privadas, no ha impedido la creación de un entorno público destinado al disfrute de niños y chavales, uno de los grupos poblacionales más numerosos del municipio. Abundancia de parques y jardines que distinguen a Boadilla del Monte de otros municipios.
Muchos son parques de nueva o reciente creación, lo que si bien puede suponer escasez de áreas sombreadas, en algunos casos por lo bisoño de la arboleda –lunar subsanado con estructuras arquitectónicas que contribuyen al desarrollo de la vegetación, como en el cuidado parque de Las Eras, junto al Centro de Salud, y en el nuevo parque Las Eras, paralelo a la vía del Metro Ligero en la carretera de Majadahonda, en casco antiguo–, en todos permite un aspecto y unas instalaciones modernas y bastante cuidadas. ¿La excepción? Aquellas más deterioradas por el efecto del vandalismo y los grafiteros, principalmente. O las zonas verdes plagadas de excrementos caninos, otro aspecto a cuidar en la mayoría de los parques del municipio.
Todos los parques están abiertos y son accesibles en cualquier momento, aunque algunos como el de Juan Pablo II cuentan con una valla en parte del perímetro. La mayoría reciben el nombre de la calle más próxima: Valle Inclán, Juan de la Cierva, Azorín, Condesa de Chinchón, Manuel de Falla, María Estuardo…
Cualquiera sirve para el uso y disfrute de un público variopinto. Algunos, como el parque del Pilar –situado detrás del antiguo cementerio de la calle Mártires, en el caso antiguo, y junto a la residencia de ancianos del mismo nombre–, o el que hay junto a la carretera de Majadahonda; cuentan con equipamientos especiales pensados en los mayores para que pueden ejercitarse físicamente.
En el polo opuesto, parques como el Hermanos Machado o el Juan de la Cierva, han sido concebidos para niños de corta edad e incluso bebés, por los juegos instalados y la tranquilidad que respiran al estar más alejados del tráfico rodado.
De todos los tamaños
Aunque la media ronda los 5.000/6.000 metros cuadrados de superficie, los hay de todo tipo: desde alguno gigantesco con más de 40.000, como el de Montepríncipe –combina superficies verdes regadas y grandes espacios forestales–, a otros tan pequeños como el ubicado en la calle Playa de Aro (en la urbanización Valdecabañas), que suma poco menos de 370 m2.
En total, Boadilla del Monte reserva a parques y jardines unos 362.000 metros cuadrados. El equivalente a 36,2 hectáreas de terreno o, visto de otro modo, casi 40 campos de fútbol. Todo ello sin contar las áreas verdes que incorporarán con el tiempo los nuevos desarrollos urbanísticos, muchos de ellos aún en fase de urbanización.
Juegos. Los hay de todo tipo, con un mantenimiento irregular –parece ir por épocas–: desde balancines y muelles balancines (un muelle que soporta una figura para uso individual), a columpios de distintos tipos (algunos exclusivos de bebés) y toboganes para los peques; pasando por los clásicos columpios o composiciones fijas (a base de bloques plásticos en el parque Juan de la Cierva), como trenecitos (parque Hermanos Machado), castillos (para no perderse los de los parques Alejandro de la Sota y Montepríncipe) e incluso elevadas pirámides de cuerda y tirolinas (la más espectacular, en el parque Miguel Hernández, detrás de la parroquia del Santo Cristo de la Misericordia en el sector B), ya para chavales. Los areneros son repuestos cada bastante tiempo, pero se apreciaban limpios cuando hicimos nuestro recorrido.
En la calle Francisco de Goya hay, además, un espacio específico de patinaje o skate, muy popular entre los adolescentes.
Se echan en falta superficies amortiguadas (gomaespuma) en los juegos de los más pequeños que algunos parques sí incorporan –como el de Juan Pablo II–.
Zonas Verdes. En general, los parques de Boadilla del Monte destacan por el esmerado cuidado que presentan los espacios verdes regados. En temporada alta (primavera y verano), el césped se corta con asiduidad (cada 10 ó 15 días, aproximadamente) y se repone la flora. Muchos incluyen plantas perennes autóctonas que se mantienen con goteo. La arboleda es, además, grande y abundante en parques como El Caño y Juan Pablo II, entre otros. Durante el verano, el Ayuntamiento ha llevado a cabo un programa específico de limpieza y reposición floral, que también afecta a estas instalaciones.
Equipamientos. No sobran, pero en todos los parques del municipio hay bancos (en general, en buen estado de conservación), papeleras y accesorios como apoya bicis (algunos, como en los parques Condesa de Chinchón y Valle Inclán, bastante sueltos al ser utilizados por niños que se suben a ellos). Solamente en los parques del Pilar y el de la carretera de Majadahonda, junto al Zoco, hay elementos para la práctica deportiva de ancianos. También en determinadas zonas (el Monte Norte y la vía pecuaria en la zona de Condesa de Chinchón) se han instalado elementos para realizar ejercicios.
Las fuentes para beber, sin embargo , no abundan pues no hay en todos los parques. O las existentes han sido víctimas de –una vez más–, los vándalos. Un mal que muchos soportan por el consiguiente ahorro de agua.
Área de perros. Excelente la del parque Condesa de Chinchón, que hace un par de meses recibía un vallado de altura y robustez superiores. Suelen estar limpias, con la arena renovada y libres de excrementos y malas hierbas. En el municipio no abundan los dispensarios de bolsitas para excrementos. Por otra parte, muchos dueños de canes convierten el césped, y en particular los alcorques de espacios como la mediana al completo de la Avenida del Infante Don Luis, en el cuarto de baño de sus mascotas…
Áreas deportivas. Salvo el campo de fútbol del Nacedero y otro similar en el parque Montepríncipe, no hay donde practicar el deporte de la mayoría y muchos acaban haciéndolo en cualquier rincón con césped. A cambio, los parques de Gregorio Marañón, la calle Gutiérrez Soto, el del McDonal’s o el situado en Francisco de Goya, disponen de campos de fútbol sala y baloncesto adecuadamente pavimentados y vallados.
A mejorar
Sería deseable mayor respeto y cuidado hacia lo que es de todos por parte, sobre todo, de quienes se divierten rompiendo, destrozando y garabateando en bancos y columpios, sistemas de riego, árboles y plantas...
También cierto cuidado por los dueños de los perros que permiten a sus amigos hacer sus necesidades en las zonas verdes, de uso y disfrute de todos, o en las áreas infantiles.
Deseable a su vez un mejor mantenimiento por parte de los servicios municipales de los columpios, bancos, papeleras... Y, sin duda, un carril bici que enlace unas y otras instalaciones, o la dotación de fuentes de agua potable a aquellos parques y zonas de recreo que aún no cuentan con una, que son muchas.
Llama también la atención el parque Antonio Herrero –bautizado así en reconocimiento al popular locutor de radio y vecino del municipio, fallecido hace más de diez años en un accidente–. Dispone de una zona de juego infantil, un área deportiva, otra de paseo e incluso una fuente para beber. Está situado además en una zona residencial bastante tranquila –la urbanización Olivar de Mirabal–. Unas instalaciones correctas, pero.... sobre las que sobrevuela, a no más de cinco u ocho metros, una línea de cables de alta tensión de las que ponen los pelos de punta.