Nació en Málaga hace 37 años, donde estudió Arte Dramático, un mundo al que llegó de casualidad y por el que abandonó la carrera de Biología. El actor y cantante Pablo Puyol ha hecho de todo: musicales (Grease, Rent, 40 el Musical, La Bella y la Bestia), series de televisión (Un paso adelante, que le lanzó a la fama, Los Serrano...), teatro, ha grabado varios discos, cine...
Se considera actor, cantante y bailarín, por ese orden. Actualmente trabaja en un espectáculo teatral/musical –“bastante gamberro”, reconoce– tipo monólogo y que ha creado con su amigo David Ordinas: Venidos a menos (la próxima representación, el 22 de mayo en el Hard Rock Café de Madrid, a las 20.00 h.)
Antes, el día 11 de este mes, tendremos la ocasión de verle en Boadilla, donde viene a presentar la gala de entrega de premios del IX Festival Nacional de Cortometrajes de Boadilla del Monte. Y con él hablamos en un descanso durante el ensayo de la parte que prepara con el Ballet de Pilar Domínguez.
¿En qué momento te diste cuenta de que lo que te gustaba era ser actor? Fue por casualidad. A los 17 años yo estaba a punto de terminar en el instituto y un colega me animó a ir los sábados por la mañana al taller de teatro de la universidad. Entonces a mí lo que me gustaba era jugar al voleibol, no me perdía mis cuatro horas diarias de entrenamiento. Así que le dije que no. Me siguió insistiendo y finalmente un día decidí probar. Y yo otra cosa no tengo, pero me encanta hacer el payaso un montón. Así que allí llegué, me subí al escenario y empecé a hacer el tonto. Todo el mundo se rió mucho...
Pareces más bien una persona seria... Eso es al principio. Cuando cojo confianza me voy soltando... El caso es que le gusté al director del taller y me animaron a seguir con ellos. Y eso hice. Entre tanto, acabé el instituto y me matriculé en Biología, pero después de dos años en la facultad me di cuenta de que eso no me llenaba y decidí matricularme en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga.
Eso cambio mi vida. Me sentía a gusto haciendo algo que me salía de dentro, sacaba buenas notas... Era lo que me gustaba. Y a partir de entonces lo que sí hice fue estudiar mucho y prepararme mucho porque lo que sí tiene esta profesión es que es muy puñetera y hay que estar siempre a tope.
¿Y cómo fue ese viaje de un chico de provincias a Madrid? Desde que empecé en la Escuela de Arte Dramático fui ahorrando poco a poco. Con esos ahorros me vine a Madrid, donde mi primer trabajo fue de reponedor en una gran superficie. Ahí estuve muchos meses levantándome cada día a las cinco de la mañana. Luego iba a clases de interpretación, castings, lo que fuera. Trabajé también de gogó, de camarero... hasta que me presenté al casting de Grease, musical en el que acabé siendo uno de los protagonistas. A partir de ahí empezó todo.
Eres actor, cantante, bailarín. ¿Con qué te sientes más cómodo? Yo me considero actor y luego cantante. El baile vino después. Pero soy una persona feliz que disfruto con todo. Me encanta cantar, porque es muy físico. Yo siempre lo explico así, e intento que se me entienda: cantar es algo orgásmico, una cosa que sale tan de dentro cuando lo estás haciendo... Es una sensación incomparable, lo mejor para mí. Pero interpretar es muy bonito también.
Lo de cantante es algo que he hecho toda la vida, pero un poco para mí: me metía en mi cuarto, ponía música y cantaba. Lo que pasa es que más o menos se me da bien y me preparé para hacerlo bien cuando me cogieron para mi primer musical en Madrid.
Lo de bailarín fue un poco también casualidad, gracias a un trabajo que me ofreció una compañía de danza y teatro de Málaga, porque yo hasta entonces nunca había bailado ni nada, pero más o menos me movía bien.
La verdad es que todo me ha ido llegando poco a poco. La vida me ha ido poniendo retos que he tenido que ir salvando, cosas que se me daban bien de por sí, pero para lo que luego me he tenido que preparar e ir a clases porque no resulta tan sencillo como pueda parecer.
La serie Un paso adelante te lanzó a la fama. ¿Cómo viviste esa época? Es una etapa muy importante en mi vida pues la serie me presentó ante el gran público. Pero para mí, que soy una persona muy tranquila, a la que no le gusta meterse con nadie ni que nadie se meta conmigo, fue complicado por eso de no poder ir casi a ningún sitio tranquilamente. Y eso te cambia la vida. Estuve tentado de dejarlo todo y volver a Málaga, porque no podía. Pero bueno, menos mal que no lo hice y aguante.
Fue una época muy bonita, pero también muy dura, con un ritmo de trabajo de más de 15 horas diarias de lunes a sábado, durmiendo una media de 3-4 horas. Como recompensa, todo lo que aprendí, estar rodeado de un gran equipo de profesionales, los compañeros, que son al final como tu familia...
Ahora la cosa es mucho más tranquila porque la tele tiene eso: en dos meses te pone arriba y tres meses después nadie se acuerda de ti.
Pero acabaste la serie y trabajo parece que no te ha faltado. Pues sí, esa suerte he tenido. Salvo un parón de diez meses que tuve, siempre he estado trabajando: varias películas, grabé un disco... Casi siempre que he estado a punto de acabar un proyecto, me ha llamado alguien con quien ya había trabajado antes, que me conocía por lo que había hecho, para ofrecerme otra cosa.
Es lo que tiene esta profesión: que te pueden o no te pueden llamar. Al final, los que escogen lo que quieren hacer son dos y el resto tenemos que decir que sí a lo que nos ofrezcan, porque si no, puede que no hagas otra cosa.
Ahora te has hecho emprendedor con David Ordinas. Bueno sí. Preveíamos un momento de parón y decidimos no quedarnos esperando a que nos llamen y crear algo. Así nació Venidos a menos, un show que estrenamos en Madrid en Joy Eslava en marzo. Una gamberrada, tipo monólogo con canciones, en la que nos lo pasamos como dos enanos en el escenario y que creemos que puede funcionar. Hemos hecho varias representaciones en Mallorca, ahora nos vamos a Málaga, y en Madrid actuamos el próximo 22 de mayo, a las 20.00 en el Hard Rock Café, para el que quiera vernos. Nos lo pasamos muy bien.
¿Otros proyectos en la cartera? Hemos aprovechado esta racha creativa para escribir el primer capítulo de una serie que estamos moviendo por las productoras, a ver si hay suerte. También hemos preparado un proyecto para hacer un programa de humor también para la televisión.
¿A qué dedicas tu tiempo libre? A hacer y a ver deporte. Me gustan casi todos: baloncesto, balonmano, voley… Lo único que hago es correr, montar en bici, esquiar de vez en cuando y estoy empezando a jugar al golf, a ver si le pillo el truco.
¿Conoces Boadilla? Sí, aquí vive uno de mis mejores amigos y estaban también los estudios donde se grababa Un paso adelante. Veo que es una ciudad residencial muy familiar con un entorno muy agradable. Pero para mi gusto, un poco lejos del centro de Madrid, donde tengo mi vida, el trabajo...
¿Qué vas a hacer en el festival de cortos de Boadilla? Voy a presentarlo y a hacer un par de números musicales. Todo sorpresa. Espero divertirme mucho y que el público también se lo pase muy bien.