El estribillo de una famosa canción suya que algunos recordarán, decía algo así como “Ahora es cuando, Galicia es donde”. Se trata de Los Limones –inicialmente llamados Los Limones del Caribe–, grupo gallego –de Ferrol, en concreto– cuya carrera musical comenzó en el año 1983. En su haber, 15 discos y la fama de ser uno de los conjuntos claves del pop español de los 80.
Hoy su líder y cantante, Santos Fernández, más conocido como Santi Santos, lleva casi un tercio de la historia de la banda escrita en nuestro municipio, donde reside y graba sus discos. Así que se podría decir que Boadilla es donde.
No es lo único que les vincula con nuestro pueblo: desde su trabajo Sigue, en sus filas llevan como guitarrista a Fabián Benito, también vecino y conocido por ser uno de los integrantes del grupo Flores en el Ártico.
El año que viene Los Limones cumple 25 años. Un aniversario para que el ya tienen varios proyectos en mente. Y, sobre todo, muchas ganas de seguir haciendo buena música. Con Santi y Fabián hemos charlado sobre este y otros temas.
¿Qué os une a Boadilla y por qué decidisteis venir aquí? Yo soy muy metafísico, de los que creo en el destino. Parece que la vida me tenía preparada una sorpresa que era Boadilla del Monte. Como si siempre hubiera estado buscando un lugar como este hasta que finalmente lo encontré. Esa parte humanística a la que aspira todo el mundo yo la encuentro en Boadilla a años luz del resto del mundo. Creo que esto es la vanguardia artística en todos los sentidos, tanto por el casco histórico como por el Sector B, que me parece un espacio maravilloso para mi familia.
Lo mejor de Boadilla sobre todo es su música. Un municipio que dedica alguna de sus calles a Falla u otros músicos universales, y que tiene una escuela de música increíble y el sonido que da el monte, que para un músico es como un balneario...
¿Estáis trabajando en un nuevo proyecto? Sí, en el 25 aniversario. Lo hemos llamado Cientos de bares, cientos de canciones. Y me da igual que sea el fin del mundo maya: yo voy a estar de fiesta, que no se cumplen 25 años todos los días. Y por primera vez voy a echar la vista atrás. Habrá canciones nuevas, pero también quiero incluir cantidad de canciones de hace años.
¿Se puede vivir de la música? Sí. Es como todo: se puede vivir de la medicina, de la construcción... Yo soy historiador del arte, pero vivo de la música. Es difícil, pero qué no es difícil hoy en día. Todavía vivimos en un país en el que el oficio de músico esta menospreciado, la gente intenta averiguar si tenemos otro trabajo como alegando que no se puede vivir sólo de la música y eso no es verdad.
La música es una manera de vivir. Es una opción muy personal que exige mucho sacrificio y entrega, pero que está por encima de los valores que imperan en la sociedad, todo científico, todo de tocar, todo para el bolsillo.
Fabián, ¿qué supuso para ti entrar en un grupo como los Limones? Ha supuesto, sobre todo, cambios a la hora de entender la música española. Yo hasta entonces había hecho alguna incursión en el pop, pero estaba más volcado en otros estilos como el heavy metal o el jazz. Ha sido embarcarme de cierta manera en un estilo diferente y un lenguaje distinto, muchas cosas nuevas sobre todo en cuanto a aprender.
En palabras de Santi, Fabián representa el sigue, el grito de los Limones.
¿Cómo veis el panorama de la música actual? Cada vez mejor. Últimamente el juez Ruz nos ha dado muchas alegrías [en referencia al caso SGAE]. Las generaciones jóvenes, los chicos de 10 y 20 años de ahora avanzan muy rápido. En mi época no había ni uno que tocase así. Tienen una calidad muy grande. Los veo cada vez mejor y con más importancia, voz y criterio.
También es más inmediata la música actualmente y con ello el riesgo del consumo inmediato, el comer y tirar, pero hay mucho más nivel del que ha habido nunca, propuestas muy novedosas e interesantes.
¿Os gustaría dar un concierto en Boadilla? Sí, la verdad. Esperamos el año que viene estar en las fiestas en el escenario del campo de futbol y estar en todos y cada uno de los bares de Boadilla, a los que aprovechamos para saludar. Pero sería un gusto para nosotros poder tocar aquí, que es nuestra casa.