Reportaje

Las chicas también juegan

Doce jugadoras de once a catorce años configuran el primer equipo femenino de fútbol de nuestro municipio. Es el Club de Fútbol Nuevo Boadilla Infantil Femenino. Hemos compartido un entrenamiento con ellas y a fe que son tenaces.

 

Para empezar, ahí van sus nombres: Mar, Marina, Henar, Teresa, Marina y Marina D. (como nos especifican para distinguirlas), Alicia, Sara, Sandra, Toti (la pichichi, con siete tantos), Cristina y Paula, que es la capitana, entrenadas por Paula, a la sazón jugadora de otro equipo femenino, en este caso el Atlético de Madrid C. Hablamos de las jugadoras del Club de Fútbol Nuevo Boadilla Infantil Femenino, la primera formación de su tipo en nuestra localidad.

 

Las edades de nuestras protagonistas se mueven entre once y catorce años (la mayoría tiene doce), muchas estudian ya en el IES Máximo Trueba y todas llevan jugando lo que va de temporada, después de poner en marcha una vieja aspiración de sus padres… pero sobre todo de sí mismas.

 

Así lo cuentan a Solo Boadilla en un sonoro griterío (porque hablar, hablan un rato, todas a la vez, y con voz tan potente como las patadas que dan al balón): “Mi padre quería un niño que jugase al fútbol, conmigo tuvo una niña, y aquí estoy, jugando…”; “yo en el recreo ya jugaba al fútbol y miraba a mis compañeros chicos que lo hacían…”; o “mis hermanos juegan y a mí me gustaba” son algunas de las explicaciones que, sin el menor complejo (al contrario, con mucho orgullo), arrojan estas jabatas pioneras en el municipio del balompié.

 

La suya es la modalidad de Fútbol 7, que disputan en liga regional (Grupo 3 Infantil Madrid) en los campos de Pozuelo de Alarcón. Son partidos de cincuenta minutos en los que participan todas: su club tiene como política que todos, lo hagan mejor o peor, jueguen en los partidos. La liga está formada por nueve equipos. Lidera el Atlético de Madrid seguido del Móstoles; las nuestras son séptimas a falta de cuatro partidos (llevan jugados doce encuentros).

 

Las chicas entrenan una hora los lunes y jueves, en las instalaciones del polideportivo Republic Space. No importa si hace frío o llueve levemente, como sucedió poco antes de realizar esta entrevista y de captar las imágenes que la acompaña: allí están ellas, bien organizadas, con sus uniformes y sus botas de la mejor guisa futbolera.

 

Paula, si se nos permite su mister, las dirige con mano diestra, aunque confiesa que “unos entrenamientos se los toman más en serio que otros, según tengan el día”. Y añade que, jugando, “son limpias; de hecho, solo dos meten el cuerpo, pero a cambio, no arrastran tarjetas ni expulsiones”.

 

Se comprende que así es, por mucho que estas confesas devotas del deporte rey, seguidoras de equipos de Primera División como el Real Madrid o el Atlético de Madrid, y de aquellos en los que juegan sus hermanos, se quejen “de los árbitros”, entre chillidos, alegría y alboroto. ¿Acaso hay algún jugador, incluso profesional, que no lo haga?