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La Ciudad del Santander por dentro

 

Es uno de los diez primeros bancos del mundo por capitalización bursátil, el cuarto de Europa y el primero de España. También la mayor empresa ubicada en Boadilla del Monte. El Grupo Santander ha construido en nuestro municipio uno de los mayores campus empresariales de todo el mundo: 150 hectáreas de extensión, 139.000 metros cuadrados contruidos, 658 millones de euros de inversión... Una pequeña ciudad a la que el banco trasladó en abril de 2004 todos sus servicios centrales, repartidos hasta entonces en 23 edificios en Madrid.


En la Ciudad Grupo Santander —más conocida como la Ciudad Financiera del Santander o la Ciudad del Santander— trabajan más de 5.500 empleados a los que habría que sumar el millar de trabajadores externos que prestan sus servicios a la entidad. En total, unas 6.500 personas.

 
Un centro de negocios blindado que cuenta con nueve edificios de oficina de tres plantas de altura. Entre ellos destaca el edificio Pereda, de forma circular y coronado por una cúpula de cristal estructurada en forma de rueda de bicicleta y bajo la que se abre un espectacular patio interior. Allí se encuentra también la Sala de Arte del banco.

 
En esta ciudad empresarial todo está planificado y pensado al detalle para dar servicio a cuantos ahí trabajan y no les falte de casi de nada. Cuenta con ocho restaurantes, divididos por el tipo de comida que sirven (buffet tradicional, internacional , italiana, comedor de ejecutivos...) y capacidad para servir a 8.000 comensales.


El recinto dispone de una zona comercial con supermercado, tienda de regalos, cosmética... Y en breve contará con una peluquería, en respuesta de la entidad a la demanda de los empleados.

 
Dispone de 4.500 plazas de aparcamiento y un intercambiador, punto de llegada y partida de las veinte líneas de autobuses propias de banco y que conectan el campus con distintos puntos de Madrid capital.

 
En el ala oeste de la Ciudad se sitúa el centro de formación, que incorpora una residencia con 170 habitaciones y un espectacular auditorio, con capacidad para 1.000 personas y cuyos asientos están tapizados en cuero del color corporativo del banco.

 
También está uno de los dos centros de datos. Hay dos, uno a cada extremo de la Ciudad, y son gemelos: todo lo que ocurre en uno se replica en el otro, de forma que si falla uno, está el otro. Dan servicio a todo el grupo en Europa.
Tampoco podría faltar espacio para el ocio y esparcimiento.

 

La Ciudad tiene una campo de golf de 18 hoyos —recorre casi los 2.500 metros de longitud que tiene la finca— y otro de prácticas. Se riega con agua recogida en los falsos suelos de la Ciudad, del propio campo o agua reciclada de la depuradora de Boadilla.

 

También un gimnasio –el Centro Deportivo Sardinero– con capacidad para 1.500 personas y abierto desde las siete de la mañana hasta 9 de la noche. Incluye piscina climatizada, salas de fitness y musculación, pistas de tenis y padel.

 
Y por último la Escuela Infantil Altamira, para los hijos de los empleados de 0 a 3 años. Actualmente hay matriculados 350 niños y su capacidad es de 400, lo que la convierte en la guardería corporativa más grande de Europa.

 
El servicio médico, con enfermería, quirófano, laboratorios de análisis; la torre de comunicaciones; un centro de mensajería que coordina y recibe todos los envíos; jardinería... completan la Ciudad Financiera del Grupo Santander en Boadilla.

 

Una obra del arquitecto Kevin Roche

El prestigioso arquitecto irlandés, nacionalizado estadounidense, Kevin Roche fue el elegido en 2001 por el Grupo Santander para diseñar su campus financiero. Su propuesta es la que más gustó, frente a la de los otros tres arquitectos de fama internacional que también se invitó al concurso: el español Rafael Moneo, el británico Norman Foster y la compañía de ingeniería y arquitectura Kaplan.

 
Roche ha diseñado un entorno de trabajo  con espacios amplios y diáfanos, con menos despachos individuales y más servicios compartidos.


Los edificios -de granito, acero y cristal- están rodeados de espacios ajardinados de inspiración árabe medieval y vegetación. Olivos centenarios y otras especies mediterráneas ayudan a integrar la construcción en el paisaje. Vegetación que también se extiende por la cubierta de los ocho edificios de oficinas, una de las más extensas y profundas de Europa (25 cm.), lo que se traduce en un importante ahorro energético por aislamiento.