Aunque los más entendidos sí habrán oído hablar de ella, el Krav Maga es en la práctica una disciplina de autodefensa bastante desconocida en nuestro país, donde se introdujo entre 2002 y 2003. Nacida en Israel en 1948 como sistema militar de defensa y ataque simultáneos, y abierta al público civil desde 1964, en la actualidad es una de las técnicas de su tipología con mayor crecimiento a escala mundial.
El Krav Maga se basa en las reacciones y reflejos naturales que el cuerpo humano muestra ante situaciones de peligro y adversidad, y enseña a gestionarlos y perfilarlos para responder al peligro de un modo efectivo, neutralizando al mismo tiempo el agobio y el estrés que causan.
En Boadilla se practica desde 2007, ahora en las instalaciones del complejo deportivo Republic Space, en clases de hora y media desde las 20:00 a 22.30 horas los martes y jueves (unos 50 euros/mes) de la mano de todo un experto como Ángel López. Todo un veterano de las artes marciales (que practica desde hace más de 30 años), seducido desde el principio por el potencial de una disciplina con mucho de autocontrol y superación personales.
Mejora progresiva
Ángel, que también aplica esta técnica a dinámicas de grupo en empresas como método para mejorar la integración y el afán de superación personal en el día a día, explica a Sólo Boadilla que para introducirse en el Krav Maga no hace falta mucha forma física, si bien “con el paso de las sesiones la mejora personal también es apreciable en esto”. Y añade: “Si el alumno se lo toma en serio, a los cuatro o seis meses de empezar ya nota cambios en su conducta con mejoras palpables”.
Más allá de su metodología, el Krav Maga fija la atención en el concepto de reacción, pues persigue aprender a responder ante situaciones difíciles o comprometidas modulando el carácter y aprendiendo a dominar el estrés que instantáneamente generan los percances más adversos.
Por ello se trabaja intensamente en el carácter del alumno, su dominio personal y el control psicológico, valorando que la técnica asimilada sólo es efectiva cuando hay determinación y reflejos para utilizarla de manera automática, o para no hacerlo si así lo aconsejan las circunstancias.
Ángel apunta igualmente que el Krav Maga, que suma nociones de otras disciplinas y apenas fija límites de acción, sirve para mucho más que la autodefensa: “Enseña a buscar confianza y seguridad en uno mismo para afrontar situaciones, porque el 90% de los problemas se resuelven con prevención y sentido común”. De ahí que prepare a sus alumnos para aceptar acciones ofensivas eficaces, incluso a partir de miradas intimidatorias y gritos.
“La mayoría de nuestras limitaciones están en nuestra mente”, añade. “Conocerse a sí mismo y saber de lo que se es capaz en un momento decisivo es vital para dilucidar dónde meterse y dónde no. El Krav Maga enseña a pasar de la tranquilidad a un estado explosivo, y viceversa. También que los límites físicos y psíquicos están mucho más allá de lo pensamos”.
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