Reportaje

Jerry González: el alma del jazz fusión

El famosisimo trompetistay congero Jerry González actuó el pasado 26 de noviembre en Boadilla dentro de los conciertos organizados con motivo de la celebración del XV Festival de Jazz. El artista neoyorquino y de raíces puertoriqueñas lleva más de diez años asentado en nuestro país. Un lugar en el que se quedó, prendado por su gente y el flamenco.

 

Lleva más de media vida siendo el alma y el sentido del jazz fusión. A sus 65 años, el trompetista y congero Jerry González sigue ofreciendo conciertos, como el que un grupo de privilegiados pudo disfrutar el mes pasado en el Fondjazz Club en Boadilla del Monte, dentro del programa del Festival de Jazz de Boadilla.

 

Es cierto que los años no pasan en balde, y menos cuando eres un trotamundos y soportas dos hernias de disco. Pero aún así Jerry, que nació en Nueva York en el seno de una familia de origen puertorriqueño, sigue trasmitiendo ese espíritu de músico de la vieja escuela que nos transporta con las primeras notas de su inconfundible trompeta con sordina a cualquier garito neoyorquino de jazz.

 

González llegó a España con motivo de la presentación de la película de Fernando Trueba Calle 54, fi lm que le descubrió aquí al gran público. “Fernando era muy fan de lo que yo hacía y voló hasta los States para proponerme participar en una película sobre el latín Jazz. Ante una propuesta así, no podía negarme y fue todo un placer. Solo me enfadó que no fuera más larga”, nos cuenta divertido.

 

“Cuando llegué, no sabía el poder que podía alcanzar una película. De repente, era famoso, la gente me conocía y venía a verme tocar. Me encontré con la fama y fue algo difícil de manejar”, reconoce. Confiesa que se quedó en España por ese motivo: la gente se movía por su música, por un género que en la época no había hecho más que surgir y veía una infinidad de posibilidades.

 

Curiosamente, a Jerry González aquí es conocido como uno de los más grandes trompetistas, pero en Estados Unidos destaca más por tocar las congas. Dice que esto se debe a que al otro lado del charco no hay muchos “rumberos” con el estilo y forma que él toca.

 

“Yo crecí en la calle, donde nos pasábamos el día tocando. Eso era como pelear: si eras bueno, la gente te respetaba, si no… Más vale que aprendieras pronto”. Jerry destacó entonces por hacer lo que nadie más hacía, por ir un poco más allá, y eso le supuso tocar rápidamente con músicos de la talla de Tito Puente, Louis Armstrong Sinatra, entre otros muchos.

 

Esta innovación en el jazz le llevó a tocar con los más grandes músicos flamencos. “Cuando empecé a dar conciertos en España, muchos gitanos se acercaban y me decían ‘queremos tocar jazz’. A mí me sorprendía y les decía que ellos ya tocaban jazz: acompañáis a un cantante y sabéis cuando hacerlo y cuando no. El flamenco comparte mucha de la intensidad que tiene el jazz”, asegura. De ahí surgieron muchas colaboraciones con Javier Limón, El Cigala… y a formar la banda Jerry González y los piratas del flamenco. “Un día me dijeron ya tenemos fecha para grabar el disco. ¿Un disco!!? –pensé yo– ¡Creía que solo tocábamos para divertirnos!”

 

Piensa que el jazz cada vez está mejor en España, que a pesar del cierre de lugares míticos como el Café Central, la gente tiene cada vez más hambre de este tipo de música, de innovar y hacer buena música.

 

Su única queja con nuestro país es no haber podido llegar antes para “tocar con Camarón y hacer algún trabajo juntos”.