Reportaje

Jennifer García Carrizo: “La sostenibilidad no es solo una cuestión de tecnología sino de actitud”

Vecina y experta en comunicación y sostenibilidad, Jennifer ha formado parte del equipo Hypatia II, una misión simulada a Marte realizada a comienzos de este año en Estados Unidos. Un proyecto español que servirá para preparar futuros viajes al planeta rojo.

 

Jennifer García Carrizo, profesora de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad Rey Juan Carlos y vecina, participó en el mes de febrero en el proyecto Hypatia II, una misión análoga (simulada) a Marte en la Mars Desert Research Station de Utah (EEUU), instalación donde se realizan, entre otros, programas de formación de la NASA. El equipo, formado íntegramente por mujeres, estuvo 15 días aislado realizando diversos proyectos de investigación centrados en una futura estancia en el planeta rojo.

¿Cómo ha sido la experiencia?

¡Ha sido increíble, tanto a nivel personal como científico! Íbamos con muchas ganas, muchos nervios, pero también con una planificación muy detallada detrás. Y sí, hemos conseguido cumplir los objetivos que nos habíamos propuesto, y alguno más. Una de las grandes líneas de trabajo de Hypatia II ha sido la sostenibilidad, algo que a mí, personalmente, me tocaba muy de cerca porque fue el foco de mi proyecto.

Hemos demostrado que es posible reducir muchísimo el impacto ambiental incluso en un entorno tan hostil como una base marciana simulada. Por ejemplo, hemos reducido el consumo de agua a 10,5 litros diarios por persona, frente a los 120-140 litros de media que usamos en cualquier ciudad española. Eso supuso un ahorro de más de 10.500 litros de agua en total, lo que equivale a unas 100 duchas largas.

"La sostenibilidad, en Marte, no es una opción, es una condición de posibilidad para que la misión exista. Y creo que esa es una lección que deberíamos traer de vuelta a la Tierra"

También redujimos más de 600 kilos de emisiones de CO₂ y evitamos generar casi 80 kilos de residuos. Todo esto fue posible gracias a colaboraciones con empresas sostenibles y a una conciencia constante de que cada pequeño gesto contaba.

La sostenibilidad, en Marte, no es una opción, es una condición de posibilidad para que la misión exista. Y creo que esa es una lección que deberíamos traer de vuelta a la Tierra.

 

¿Ha sido cómo te lo imaginabas? 

En parte sí, pero al mismo tiempo fue muy diferente. Te preparas durante meses, más de un año, para un escenario, pero al llegar allí la realidad siempre supera cualquier expectativa. Lo que más me sorprendió fue la capacidad de enfocarse casi 24 horas al día en un único proyecto. También el silencio del desierto. Estar sin internet y con tan pocas distracciones externas te conecta contigo misma y con tus compañeras de una forma muy especial.

"Cuando te das cuenta de que puedes vivir bien con menos, algo cambia"

Me lo imaginaba intenso, pero no tanto. Y lo que más me ha sorprendido ha sido nuestra capacidad de adaptación. Lo rápido que dejamos de echar de menos cosas que antes creíamos esenciales, como las duchas largas o el internet constante. Cuando te das cuenta de que puedes vivir bien con menos, algo cambia.

También me impresionó la implicación emocional que genera un proyecto así: estás allí para investigar, pero acabas cuestionándote tu manera de vivir, de consumir, de relacionarte con el planeta.

¿Lo más difícil de sobrellevar? ¿Algún momento divertido?

Curiosamente, lo más difícil fue antes de llegar. La preparación, las dudas, el miedo al aislamiento… Pero una vez allí, todo fluye. Quizás lo más complejo técnicamente fue grabar las fotos en 360° en exteriores, con el traje de simulación, el viento, la arena... Pero incluso eso se convirtió en aprendizaje.

En cuanto a momentos divertidos, hubo muchos. Recuerdo especialmente cuando celebramos el cumpleaños de una compañera en la base. En un entorno tan contenido, cualquier gesto se multiplica y se vive con mucha intensidad.

 

¿Qué tal la convivencia?

¡Maravillosa! Creo que estar todas en la misma situación, con las mismas limitaciones, genera una empatía muy especial. Sabes que no puedes permitirte un conflicto innecesario. Y eso hace que la convivencia sea muy consciente, muy cuidada. Nos convertimos en una pequeña familia y ese vínculo va a durar para siempre. Además, el hecho de que todas compartiéramos valores comunes —como el compromiso con la ciencia, la igualdad o la sostenibilidad— también ayudó muchísimo.

¿Cómo te sientes ahora que has vuelto? ¿Qué te ha aportado?

Muy agradecida. Ha sido una de esas experiencias que te recolocan. Vuelvo con muchas ganas de compartir lo aprendido. La misión me ha enseñado que la sostenibilidad no es solo una cuestión de tecnología, sino de actitud. Que no hace falta esperar a que todo esté diseñado para el ahorro: muchas veces basta con cambiar nuestros hábitos. Y eso es algo que podemos hacer desde ya.

"Me parece fundamental que la sociedad vea lo que implica una misión de este tipo y cómo puede inspirar cambios aquí, en la Tierra"

¿Te gustaría repetir?

Creo que es importante ceder el testigo a nuevas personas que puedan vivir esta experiencia. Yo seguiré colaborando con Hypatia Mars en todo lo que pueda, sobre todo desde la divulgación. Me parece fundamental que la sociedad vea lo que implica una misión de este tipo y cómo puede inspirar cambios aquí, en la Tierra. Si algún día regreso a otra misión, me gustaría que fuera con un enfoque más formativo, acompañando a futuras tripulaciones. Nunca digas nunca.

¿Qué proyectos tienes ahora en marcha?

Ahora estoy volcada en dos cosas. Por un lado, en la postproducción del tour virtual 360 que grabé durante la misión. Será gratuito y estará disponible online a finales de este año en la web del XR COM LAB (https://xrlab.ciberimaginario.es/project/hypatia-comunication) e Hypatia Mars (https://hypatiamars.com/). Me gustaría que cualquier persona interesada en la vida en Marte pueda "pasear" por la base desde su casa.

Y por otro, estoy escribiendo un libro en el que recojo toda la experiencia: no solo lo que hicimos, sino cómo lo vivimos.

Además, sigo con mi labor investigadora en la Universidad Rey Juan Carlos, donde dirijo COMCIPA, un proyecto sobre comunicación científica y participación ciudadana. ¡La aventura continúa!