Reportaje

Javier Portal: “Triunfar en Boadilla era el sueño de mi vida”

Tiene 28 años y puede decirse que lleva toda la vida ligado al toro, pues con sólo 12 ya lidiaba en plazas de pueblo. En las últimas fiestas de Boadilla ha tomado la alternativa de la mano de Francisco Rivera Ordoñez con éxito incontestable: cortó tres orejas.

 

“A otros niños les gustaba el fútbol, pero a mí, desde pequeñito, me llamaban los toros”. Con esa sencillez explica Javier Portal (Madrid, 1984), 1,90 metros de estatura, porte de matador pata negra, semblante duro, enjuto y curtido, el origen de su ligazón a la Fiesta, disciplina en la que vive inmerso desde los cinco años cuando su padre, gran aficionado, le introdujo.

 

Ya por entonces le sobraba arrojo para encarar vaquillas. A los 12 toreaba en pueblos y a los 16 se plantaba en su primera corrida de rejones. Antes, de los 9 a los 15 años, pasó por la Escuela Taurina de Madrid.

 

Y de ahí, aún con altibajos, pero con disciplina férrea, continuidad y una ilusión que nunca ha desfallecido, a nuestros días, cuando toma la alternativa de la mano de un ilustre del gremio, Francisco Rivera Ordoñez, en la corrida celebrada con motivo de las fi estas de Nuestra Señora del Rosario en Boadilla del Monte, el pasado mes de octubre.

 

En ella compartió cartel con un amigo de profesión, Uceda Leal, y salió por la puerta grande tras cortar tres orejas en dos faenas. “Con mi primer toro, Jalea II nº10, me sentí en una nube, con la plaza llena y el público tan cariñoso, dos fi guras del toreo a mi lado...” El año que viene repite.

 

Javier no pierde el tiempo. Consciente de la dificultad para dedicarse a una profesión cada día más ahogada por la escasez presupuestaria y en la que abundan fi guras de talla, con multitud de promesas entre matadores y novilleros, ha completado estudios en Dirección y Administración de Empresas, e incluso ha trabajado ocasionalmente en ello. Es más, no descarta optar por esa vía si un día constata que los toros no le ofrecen recorrido.

 

Sin embargo, y de ahí que apure cada instante, no deja de entrenar y ensayar. “Es duro, sobre todo si simultaneas trabajos. De tres a cuatro horas entre disciplina física y toreo de salón –explica–. La primera, normalmente carrera continua por el Monte de Boadilla. Y el segundo, casi siempre en el callejón cortado al tráfico de acceso a mi casa, junto al Zoco del pueblo. Me ayuda mi hermano, que me embiste con el carretón”.

 

“Muchos vecinos –prosigue- están acostumbrados a verme entrenar y ensayar desde siempre, y por ello acudieron masivamente a la corrida de Boadilla y han hecho suyo mi triunfo”.

 

 

¿Cómo surgió la idea de tomar la alternativa aquí, en Boadilla? Era la ilusión de mi vida, un sueño hecho realidad. Vivo aquí desde siempre, y tenía claro que no me podía ir de este mundo sin hacerme matador, y además aquí, en Boadilla. Una amiga lo promovió en las redes sociales con motivo de las fiestas de este año, e inmediatamente el Ayuntamiento se hizo eco.

 

Javier recalca el agradecimiento que siente hacia el equipo de Gobierno local, comenzando por el alcalde, Antonio González Terol, pero sobre todo cuando cita a los concejales Francisco Javier Úbeda y, en especial, a Rafael de la Paliza, que al parecer fue que el que mayor empeño puso en la iniciativa.

 

¿Qué sientes delante del toro? Es indescriptible. Por momentos te abandonas, te olvidas del cuerpo, del miedo, de la gente… y disfrutas la sensación, el momento.

 

¿Y las cornadas? Tengo cinco. Depende del momento que te pillen. Pero esto es ilusión, y con seguridad en la técnica vences el miedo. Las cogidas suelen ser errores del torero. Pero cuantas menos, mejor.

 

¿A quién admiras? ¡Hay tantos! A José Tomás por su concepción extrema del toreo, Manzanares, El Juli (grandioso)… Me gusta tomar algo de cada uno. Paso mucho tiempo visionando vídeos. Es una buena forma para buscar tu estilo.

 

Javier, ¿qué planes inmediatos tienes? Sobre todo, prepararme este invierno para intentar retomar las corridas el año que viene y, cuando me sienta en plena forma, atacar Madrid.