Reportaje

Ignacio Ortega: ‘Participar en los Juegos de Tokio es una sensación inexplicable’

Ignacio –o Pincho, como le conocen en su entorno más cercano- tiene 20 años y nació sin las dos piernas, de rodilla para abajo. Eso no ha impedido que ame el deporte y la competición desde bien pequeño. Y ahora forma parte de la selección española de baloncesto en silla con la que acude esta semana a las Paralimpiadas de Tokio, a partir del 24 de agosto.

 

¿Desde cuando vives en Boadilla?

Desde los tres años, más o menos. De los 12 a los 15 años, me fui a Virginia a estudiar 2º, 3º y 4º ESO,  pero el resto siempre en Boadilla. De pequeño fui al colegio Federico García Lorca, y 1º ESO y Bachillerato en el Casvi.

¿Cuándo empezaste a jugar al baloncesto en silla?

Empecé con nueve años. Estaba en la Fundación También que se dedica al deporte adaptado, y con ellos probé un montón de deportes: esquí, padel tenis… pero cuando jugué al baloncesto me enamoré totalmente. Es un deporte de equipo y todos los valores que encontraba ahí no me los daban otros deportes.

"Cuando empecé a jugar al baloncesto me enamoré totalmente de él"

¿Y como profesional?

La oportunidad me llegó con 15 años cuando me fichó el CD Ilunion. Ese mismo año hicimos triplete, ganamos la Copa de Europa, la Copa del Rey y la Liga. Dos temporadas después me ficharon desde la Universidad de Alabama (EEUU).

En Alabama estudias y juegas, ¿verdad?

Sí, me fui becado como jugador de baloncesto y estudiando Relaciones Internacionales. Llevo allí tres años y en vacaciones me vengo a España a entrenar y jugar con la selección.

¿Qué hiciste cuando empezó la pandemia?

Cuando empezaron a cancelar clases y vuelos, me vine en el último que viajaba a España, sería marzo 2020. Después del confinamiento, en cuanto nos dejaron salir a los deportistas de elite, comencé a entrenar todo lo que podía con la selección.  No regrese a Estados Unidos hasta enero de este año para hacer el semestre.

¿Qué sentiste al saber que ibas a las Paralimpiadas de Tokio?

Cuando nos dijeron lo de Tokio me quedé en blanco de la alegría, ¡una locura total! Ha sido mucho trabajo de preparación,  así que es increíble, el sueño de todo deportista. ¡Es inexplicable!

¿Cómo ves el deporte después del covid?

Todo lo que es espectáculo, como lo es el deporte, ha cambiado mucho con los aforos limitados y las restricciones. Esta situación nos ha enseñado que no podemos estar preparados para todo, solo podemos estar preparados para adaptarnos y partir desde ahí.

¿Hay poca difusión del baloncesto en silla?

No se conoce mucho. Sería bueno que cada vez viniera más gente a ver los partidos. Ahora, por ejemplo, con las Paralimpiadas es una buena ocasión para ver los partidos en la tele, a través de La1 o TeleDeporte.

Creo que hay una idea equivocada sobre lo que es el deporte adaptado. Piensan que al ir en sillas de ruedas no es un deporte intenso, de mucho contacto, pero eso no es así. Las sillas que llevamos son especiales, están hechas para ir rápido, para chocarse. Hasta que no lo ves no te haces una idea.

¿Crees que es importante educar desde la diversidad?

Un cambio de perspectiva desde la educación ayudaría mucho a conocer y aprender más sobre el deporte adaptado. Saber que existe, normalizarlo, ya luego que te guste o no es una cuestión personal.

¿Cómo te ves en unos años?

El año que viene termino la carrera. Me gustaría dedicarme al baloncesto todo lo que pueda. Incluso viajar a otros países, Alemania, por ejemplo, tiene muy buenos equipos. Y cuando deje de jugar, me gustaría seguir ligado a este mundo a través de la la Federación o el Comité paralímpico.

 

Instagram: @pinchortega