Durante 30 años, Carmen Sebastián ha sido el auténtico baluarte del Taller Municipal de Manualidades de Boadilla del Monte. Tres décadas de ingente labor artística y formativa han consolidado a esta oriunda madrileña –“gata gata” como se autodefine–, recién jubilada a sus 65 primaveras, en una institución en Boadilla del Monte. Aquí recaló junto a su marido para criar a sus dos hijas en un entorno de naturaleza. La población censada de era de apenas 1.500 habitantes.
Por entonces, expuso a la concejal de Cultura de la época sus proyectos y algunos trabajos, proponiéndole la creación de un taller de manualidades para los vecinos. La idea cuajó, y aunque el primer curso arrancó con sólo dos matriculados en las antiguas escuelas frente al Palacio del Infante Don Luis, el tercer año ya superaba los cien.
Carmen, una mujer que se confiesa perfeccionista en su labor y en la de sus alumnos, vitalista y positiva, de gesto risueño y profundos ojos azules, empezó su andadura artística formándose en la escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de la madrileña calle de La Palma, donde cursó Decoración de Interiores, Orfebrería y Joyería, entre otros. De las últimas ampliaría conocimientos en la Escuela de Artes y Oficios. Recuerda aquella etapa como “una gozada. Te enseñaban toda clase de técnicas: vaciados, pintura, acuarela, barro, dibujo artístico…”
Sólo Boadilla ha conversado con esta prolija artista durante su última jornada en un trabajo del que se despide “orgullosa y con la conciencia tranquila por lo hecho estos años” (mucho conseguido por la tenacidad y el empuje de los propios profesores, confiesa), y que sólo en el presente curso que ahora termina ha “arrastrado” consigo a 70 alumnos (sobre todo mujeres) de distintas edades, en un ambiente homogéneo y cordial. “Esta labor tiene un fuerte componente psicológico. Ayuda mucho como terapia a gente con problemas”, apunta.
¿Cuál es su especialidad? Lo que más domino son los metales, la plata, el latón y el estaño, pero también la madera (marquetería)… En los talleres solemos centrarnos en una especialidad por año, pero vamos rotando. Trabajamos, reciclamos y experimentamos con todo: marmolinas, resinas, policromados, óleos y acrílicos, entre otros. Sólo con las manos y herramientas adecuadas (buriles…). Este año hemos hecho maravillas grabando en cristal con herramientas de diamante, y también encajes de bolillos y abanicos.
¿Qué opinión le merecen las nuevas instalaciones[desde que se inauguró el Edificio de Formación, las clases se trasladaron ahí]? Este centro es ideal para los talleres por emplazamiento, luminosidad… Sin embargo, solicitamos un espacio abierto para manipular sin problemas materiales volubles (disolventes, barnices, decapantes…) que nunca hemos tenido. En fin.
¿Se adecúa la oferta a la demanda? ¿Son fieles los alumnos? Comenzando por lo último, sí: algunos llevan 20 años aquí. Sobre oferta y demanda, está nivelada, no suelen faltar plazas.
Los Talleres Municipales, como el de Manualidades que Carmen ha dirigido estos años, no expiden títulos ni conciertan prácticas, si bien hay ex alumnos que en la actualidad se ganan la vida como profesores. Al final de curso exponen sus trabajos. Una muestra de cuadros, manualidades, tejidos, muebles... que estuvo expuesta 15 días el pasado mes en el Centro de Formación.
“Antes –relata– las exposiciones se organizaban en el Palacio del Infante Don Luis, ahora muy deteriorado, y en la Casa de la Cultura. Aunque inexplicablemente se interrumpieron durante tres años, las hemos vuelto a recuperar. Junto al boca a boca y el empeño denodado del profesorado, son el reclamo para captar nuevos alumnos. El público queda admirado por las piezas presentadas. La mayoría cree que en un taller como éste se hacen trabajos de nivel preescolar. Cuando luego ven lo que hacemos, cambian de opinión al instante”.
Carmen, que cuenta con su propio estudio doméstico, que ha expuesto y atesora algunos premios en reconocimiento a su arte, asegura que tiene por delante un “sinfín” de proyectos en la nueva singladura que ahora comienza. Y también que lo que más le ha gustado de su trabajo es “la creatividad y el juego de experimentación que reporta el contacto con los alumnos, lo que a menudo da paso a nuevas mezclas y texturas”.