Reportaje

Begoña Slocker, letras que hablan

Begoña Slocker es una grafóloga reconocida con más de 30 años de trayectoria profesional. Ha dado cursos en el Ayuntamiento de Boadilla durante 15 años y ahora está centrada en la selección de personal y el peritaje caligráfico. Una mujer sensata, buena comunicadora y apasionada de su trabajo: desentrañar lo que dice la caligrafía de cada persona. Que es más de lo que parece.

 

La grafología, en pocas palabras, busca describir la personalidad de alguien a través de su escritura. Begoña Sclocker (68) la conoce desde pequeña ya que su padre, Luis Pérez Slocker, médico psiquiatra, ya realizaba pruebas grafológicas en el año 1954, trabajando para empresas como Coca-Cola o Domecq aplicando esta técnica en la selección de personal.

Su padre, Luis Pérez Slocker, fue un pionero de la grafología en España

Begoña estudió en la Sociedad Española de Grafología, con Mauricio Xandró (fundador de esta sociedad), y en la Universidad Autónoma de Barcelona. Además de trabajar con su padre, ha realizado multitud de eventos con marcas como Mont Blanc, PWH, y DHL, y ha colaborado en los libros Las mentiras de ZP y Los tres secretos mejor guardados de Fátima.

Ahora dirige el Centro Slocker junto a sus compañeros: Tomás Alonso, expolicía científico, y las grafólogas, Raquel Cívico y Begoña Pujana. “El mejor equipo del mundo”, afirma entusiasmada.

Escribimos con el cerebro

A través de la escritura podemos descubrir lo que tenemos escondido en el subconsciente

Se nota a la legua que a Begoña le apasiona su trabajo. Cómo, a través de la escritura, podemos descubrir lo que tenemos escondido en nuestro subconsciente.

“No escribimos con la mano, escribimos con el cerebro. Él es quien dirige la mano. En el papel se refleja cómo nos sentimos, cómo vemos las cosas... Por un lado se muestran rasgos constantes de la personalidad, tu carácter, y por otro lado, la parte más emocional que cambia según cómo nos sintamos. De hecho, si te cambia la letra de un día para otro es que algo muy gordo te ha pasado”, explica.

Selección de personal

Una de las ramas de la grafología a la que dedica gran parte de su tiempo es la selección de personal. “Llevo 20 años trabajando con las mismas empresas. Considero que el estudio grafológico de un candidato es una prueba psicotécnica más. No se entra en temas personales, solo en aquellos que tengan que ver con el trabajo. La empresa me manda un escrito de 15 líneas y la firma, y yo les mando un informe en el que les hablo de inteligencia, voluntad y comportamiento. Me fijo mucho en la honestidad, si roban, si mienten...”, explica.

"La empresa me manda un escrito de 15 líneas y la firma, y yo les mando un informe en el que les hablo de inteligencia, voluntad y comportamiento"

Begoña nos cuenta que el estudio grafológico también se utiliza para ver la compatibilidad, por ejemplo, entre jefe y empleado. O entre compañeros. Además, le piden dar cursos en los departamentos de Recursos Humanos de las empresas.

Para Begoña la grafología es algo muy serio que no se puede tomar a la ligera, porque detrás de ella siempre está la vida de una persona. Nos explica que no se puede definir la personalidad de alguien solo por un carácter de su escritura. Hace falta realizar un análisis exhaustivo.

"Cuando hago selección de personal, por ejemplo, siempre pienso que detrás hay una familia. No se puede ser frívolo. Si yo un día estoy cansada o me duele la cabeza, no hago grafología, porque esa persona merece que yo esté en plenas condiciones”, asegura.

Los estudios grafológicos también se están usando para contratar cuidadores de personas mayores, de niños... “Es importante saber cómo son las personas que van a cuidar de nuestros seres queridos. En ellas se busca bondad, que no pierdan el control, que no sean agresivas...”, aspectos que a través de su caligrafía es posible saber.

Apoyo en la terapia psicológica

A nivel privado, acuden a ella personas que quieren conocerse mejor y le piden un estudio de su letra. O padres que desean conocer mejor a sus hijos y así ayudarles o mejorar la comunicación. “Sin embargo –puntualiza– yo no puedo hacer un diagnóstico. Si veo un problema, les oriento para que vayan a un profesional.

A veces, incluso, colaboro con los psicólogos aportando información que les resulta muy útil con sus pacientes”.

Perito calígrafo

El peritaje caligráfico es otro de sus puntos fuertes. Se trata de una rama de las ciencias forenses que investiga la falsedad o veracidad de un documento. “Un perito calígrafo no tiene porque ser grafólogo, ni al revés. De hecho, cuando se hace un peritaje no se puede decir nada sobre la personalidad del autor del texto”, afirma.

Realiza este trabajo en los juzgados, pero también colabora con abogados para peritar testamentos ológrafos (aquellos que se redactan a mano) y averiguar si la persona fallecida es realmente quien lo escribió o firmó.

Nos cuenta que le gustaría escribir un libro. Y no nos extraña nada, porque es una enamorada de su profesión, con muchísima experiencia y un montón de anécdotas.

Centro Slocker
Web: www.centroslocker.com
Tel: 630 930 675