Educación

Hijos preparados para un futuro tecnólogico

Hay un importante déficit en el mercado laboral de especialistas en tecnología, ingeniería y titulados técnicos. Disciplinas que los alumnos perciben como más duras y sacrificadas. Los centros comienzan ahora a introducir actividades para que estas materias ganen atractivo.

 

Las empresas demandarán cada vez más especialistas en tecnología, ingenieros y titulados técnicos y de ciencias, en general. Además del nuevo entorno digital, el progreso de la robótica y la inteligencia artificial, plantearán en no muchos años grandes retos.

Pero en nuestro país, a pesar de que a los menores todo lo que toca con la tecnología suele resultar muy atractivo, por regla general esa afición no se refleja aún en la elección de estudios.

Al menos eso es lo que han mostrado los datos hasta ahora. Las carreras técnicas son las más demandadas, claramente, por las empresas y las nuevas profesiones del futuro se cubrirán sobre todo con graduados en ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas.

Sin embargo, la mayoría de los jóvenes, cuando se enfrentan a la decisión de sus futuros estudios, se sigue decantando por las ciencias sociales. El mercado de trabajo no es capaz de absorber ese elevado número de graduados que cada año salen de las aulas universitarias después de haber cursado esos estudios.

Problemas para reclutar perfiles técnicos

Por contra, muchos reclutadores, a pesar del alto nivel de desempleo de nuestro país en comparación con los de su entorno, sorprendentemente señalan que les cuesta dar con determinados perfiles más técnicos. Y advierten de que la mayor parte de las profesiones en las que trabajarán nuestros hijos aún no se conocen, lo que complicará aún más la siempre compleja tarea de orientarles. Pero serán mayori­tariamente de contenido técnico.

Y ese problema de escasez de vocaciones por los estudios técnico-científicos no comienza en la etapa universitaria, sino mucho antes. Desde el Bachillerato. Cuando los jóvenes eligen las ramas que desean seguir cursando. Es más, comienza a fraguarse anteriormente, desde Secundaria e incluso Primaria.

Para que centros educativos y familias puedan orientarles, es importante conocer el origen de esa escasa atracción. Probablemente responda a una suma de factores, como la gran tradición de las disciplinas artísticas y humanísticas en nuestro país, la ausencia de grandes referentes en el ámbito de la ciencia o su escasa proyección pública en los medios.

Pero hay algunas pistas más en trabajos que han intentado responder a esta pregunta en nuestros días. La Fundación Everis, por ejemplo, llevó a cabo una encuesta entre estudiantes de Bachillerato para detectarlo. El resultado fue ilustrativo. Se corroboraba que, efectivamente, los estudiantes eligen menos las ramas de tecnología, matemáticas y ciencias; y los propios alumnos afirmaban que las perciben como más duras y sacrificadas, poco atractivas, y por tanto se ven más incapaces de superarlas.

En la actualidad, detectadas las causas y con una extensa oferta de estudios, talleres o actividades extraescolares, pueden trabajarse esas vocaciones para hacer las materias técnicas más atractivas a sus ojos. Algunas iniciativas se ocupan de ello, como la implantación en la ESO de la asignatura de Tecnología, Programación y Robótica en la Comunidad de Madrid.

Las familias, además de los centros educativos, pueden poner su grano de arena en la orientación académica. Hacer la ciencia y los números, además de la tecnología, algo atractivo, retador, divertido. Es la recomendación de los expertos. Aunque ya sabemos que la última palabra la tendrán, pro­bablemente, nuestros hijos.