Educación

Felix Jiménez: ¿Cómo se llegó al calendario escolar con más despropósito de la democracia?

Felix Jiménez es docente y concejal de Alternativa por Boadilla.

 

Al hilo del artículo de opinión de Enrique Maestu –director del Colegio Virgen de Europa– publicado en el número pasado de la revista SOLO BOADILLA, deseo coger el relevo e iniciar un debate que considero de vital importancia y que deseo que conozca la opinión pública y, sobre todo, las familias con hijos en edad escolar.

En el año 2017 la Comunidad de Madrid aprueba oficialmente hacer un movimiento con el calendario escolar. La convocatoria extraordinaria de septiembre la pasa a junio, en periodo de prueba, tal y como recoge el decreto.

A esto se llega después de un periodo de negociación que comenzó en 2016 a sabiendas de que era inviable aplicarlo en el curso 2016-2017 y lo presenta como una cesión para implementarlo en el 2018. La estrategia negociadora le ha salido muy bien, dado que la Federación de Padres Giner de los Ríos deseaba que fuera a finales del mes de julio cuando se realizaran los exámenes.

Por su parte, los sindicatos de profesores iban a dejarse la piel por evitar que el profesorado de la pública y la concertada tuvieran que estar presentes en los centros ese mes tradicional de vacaciones. No olvidemos que el mes de agosto es el único legal de vacaciones, aunque la tradición y los hechos consumados hayan considerado julio también como mes de vacación para los profesores, permaneciendo únicamente los equipos directivos de muchos centros en los lugares de trabajo durante esos días.

En su razonamiento para tomar esta medida, la Comunidad de Madrid, que no ha sido capaz de encontrar justificación pedagógica que aconseje este cambio, lo ha llevado a cabo argumentando lo siguiente:

- Las vacaciones son para disfrutar en familia.

- Si el alumno tiene que estudiar en verano se penaliza a la familia.

- En muchos casos las familias no pueden costear profesores o academias.

- Adelantar los exámenes es una demanda solicitada por los directores de los IES y así, los centros y la propia conserjería, pueden organizar mejor el siguiente curso.

- Solo un 20% de los alumnos que se presentan en septiembre aprueban.

Son algunos de ellos. Pero estos argumentos son fácilmente desmontable, se podría decir que no todos los alumnos han podido contar con un profesor o una academia durante el curso, que además de la mejora organizativa debería haber argumentos pedagógicos que en Madrid no hay, que si se ha suspendido una evaluación continua parece un chiste que se pueda recuperar en unos días, que la motivación para los alumnos aprobados (cuyo curso termina a mediados de junio) es difícil tal y como están planteadas las estructuras didácticas de los centros, y muchos más que las familias podrían ir aportando.

Por lo que parece, en una semana se puede aprobar un curso completo. Los alumnos que tengan todo aprobado al iniciar junio deberán seguir asistiendo a clase hasta finalizar el calendario. ¿Qué motivación tendrán para continuar en el aula durante esos días?

¿Qué actitud tendrán los centros privados y las academias que pueden ver que su negocio se hunde si no hay exámenes de septiembre?

Y, ¡qué maravilla para la administración que pagaba el sueldo a los interinos en verano –obligada por los tribunales ya que el curso acababa en septiembre– si se pudiera ahorrar ese dinero!

¿Qué se puede hacer? En primer lugar, es importante dar publicidad al cambio del calendario, algo que no se ha hecho. Habrá entonces que ver las reacciones de padres, profesores y otros colectivos cuando sean conscientes de la realidad que se avecina. De su actitud dependerá, en gran parte, que este cambio se consolide o no.

Hay además otros elementos legales que podrían comentarse, como que el cambio no es de calendario sino de evaluación. Esto conlleva que la administración autonómica deberá cambiar al menos dos órdenes de evaluación de la Ley Orgánica para la mejora de la calidad educativa (LOMCE), una norma de rango estatal.