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Rafael Gómez: "La industria del videojuego es una de las más rentables"

Rafael, natural de Córdoba, es toda una figura dentro del mundo de los videojuegos. Fue uno de los primeros desarrolladores de videojuegos de fama mundial. Acaba de abrir una tienda especializada en Boadilla a la vez que colabora con las multinacionales del sector en el proceso de adaptación de sus videojuegos a las singularidades del mercado español.

 

Su creación el Mad Mix Game, en el año 1988, llegó a ser el videojuego más vendido de la década de los ochenta en España. Rafael Gómez, vecino de Boadilla de 50 años de edad, está detrás de la tienda Mad Mix Games, donde trabaja con una filosofía diferente. Su máxima: enseñar a los chavales cómo funcionan los videojuegos y aportarles los conocimientos para dedicarse a ello. Un sector que conoce muy bien.

¿Cómo empezaste en el mundo de los videojuegos? Yo soy de Córdoba y allí comencé a desarrollar mis primeros videojuegos. Al principio, no tenía ordenador. Iba a casa de mi vecino y usaba el suyo cuando él no lo necesitaba. Las revistas de videojuegos empezaron a publicarme y con el dinero que poco a poco me iban dando, pude adquirir mi primer ordenador: un Spectrum. Desde ese momento comencé a desarrollar videojuegos más en serio, con mis ideas propias y los mundos que yo inventaba. En 1986 me vine a vivir a Madrid por cuestiones de trabajo. Es en ese momento cuando empecé profesionalmente en este mundillo.

¿Cuáles fueran tus primeros videojuegos? Uno de los primeros que creé fue el Mad Mix Game. Este juego tuvo fama mundial llegando a ser el videojuego más vendido de la década de los ochenta. Fue también el primer juego que patrocinó la compañía Pepsi.

¿Actualmente sigues activo en la industria del videojuego? Sí. Además de llevar la tienda, mi empresa se dedica a dar servicios de contenidos a empresas como Sony Play Station y otros grandes desarrolladores de la industria del videojuego como son Rockstar, Ubisoft o Nintendo. Intervenimos en muchos de sus juegos adaptándolos al mercado español, portugués e incluso iberoamericano, y haciendo los controles de calidad pertinentes.

¿Cómo aprendiste a programar? Soy autodidacta. Si tú quieres ser programador de videojuegos, no hay una línea clara por dónde empezar. No hay escuelas o carreras. O por lo menos hasta ahora no las había. Esta industria está en continua evolución. Nunca dejas de aprender y de renovarte.

¿Es difícil hacerte un nombre en este mundillo? Muy complicado. En España tenemos muy buenos programadores, pero carecemos de presupuesto, de la figura del productor. Hay muchos jóvenes que vienen a la tienda y me muestran sus creaciones. Veo que hay mucho nivel, que con un poco de ayuda podrían hacer auténticas maravillas. La industria del videojuego mueve millones. Es una de las industrias más rentables del momento y, por la evolución que lleva, merece la pena invertir en ello. Por ejemplo, en el desarrollo de un videojuego, desde que surge la idea hasta que se lanza al mercado, puede haber una inversión de 265 millones de dólares, que es lo que costó el GTA 5 (siglas de juego Grand Theft Auto). En su estreno recaudó más de 800 millones de dólares en 24 horas.

¿Por qué decidiste abrir una tienda en Boadilla? Cuando creé el juego Mad Mix ya tuve una primera idea de abrir una serie de tiendas con este nombre, entendiendo los videojuegos de una manera más íntima con un trato directo con el usuario. También hace 15 años que vivo en Boadilla y vi que había mucho potencial entre los chavales del municipio. Hasta ahora, si querían comprar un juego, tenían que salir del municipio. Ahora, no.

Una tienda con una filosofía distinta, ¿por qué? Porque no quiero sólo limitarme a vender videojuegos. Tenemos una sala de eventos en la que vamos a dar charlas y encuentros tecnológicos para que los chavales tengan una aproximación al mundo de la informática y, sobretodo, al de los videojuegos. Vamos a dar charlas de cómo se programa un videojuego o una aplicación para móviles... En definitiva, quiero dar una pequeña ayuda a los jóvenes que deseen meterse en el mundo de la programación y ponérselo más fácil a través de los contactos que tengo.

¿Cómo llegaste a Boadilla? Yo vivía en pleno centro de Madrid y estaba cada dos por tres yendo y viniendo a Boadilla, porque los doblajes de los videojuegos los hacíamos en un estudio de Las Lomas. Coincidió también con la expansión de Boadilla y dije “este pueblo promete”, así que en 2001 me mude aquí.