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Plantando cara al cáncer

Pilar Fernández es la delegada en Boadilla del Monte, donde reside desde hace 16 años, de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC).

 

“Cuando te dicen que tienes cáncer, no sabes cómo reaccionar. Es un mazazo. Incluso a mí me costaba pronunciarlo. Pero pronto descubres que hay que plantarle cara”.

 

Pilar Fernández es la delegada en Boadilla del Monte, donde reside desde hace 16 años, de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). A ella le tocó vivir de cerca esta enfermedad hace 14 años tras serle detectado a su marido un cáncer de cuerdas bucales. Fue así como tomó contacto con la asociación. Consciente desde ese mismo momento de  su importante labor, decidió hacerse voluntaria.

 

Contra la creencia generalizada de que el cáncer no se cura, afortunadamente “hay muchos casos en los que sí se cura”, afirma. El de su marido fue uno de ellos, “aunque siempre queda el fantasma de que en cualquier momento aparezca de nuevo”. Cada tres meses tiene revisión.

 

Dejó su trabajo de enfermera para cuidar a sus dos hijos. Hoy se dedica a su familia y a la AECC donde, además de colaborar en las campañas informativas y de captación de fondos, acude una vez a la semana como voluntaria al Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda. Allí comparte su tiempo con los enfermos de cáncer.

 

¿En qué consiste su labor de voluntariado? Hacemos compañía a los enfermos, hablamos con ellos, si quieren hablar; o simplemente les acompañamos, sobre todo a quienes están solos. Muchas veces sólo estar sentados a su lado es importante. Estamos también con sus familias o repartimos prensa, revistas o cafés entre quienes acuden a las consultas a diario. Y si hay que llorar, se llora como todo el mundo. Por otra parte, la asociación también cuenta con psicólogos y personas especializadas para prestarles toda la ayuda que necesiten (logopedas, pelucas, sillas de ruedas...), dispone de residencias para alojar a familiares de enfermos durante el tiempo que dura un tratamiento... Sobre lo que les informamos.


Una labor dura... Sí. Por eso, antes de entrar como voluntaria te examina una psicóloga y recibes formación para saber actuar correctamente en cada situación que se te pueda plantear con un enfermo o sus familiares.

 

¿Cuántas personas están involucradas en la delegación boadillense? Contamos con una veintena de colaboradores, pero la necesidad de asociados y colaboradores es constante.

 

¿Qué trabajo realizan en nuestro municipio? Participamos en todas las campañas de concienciación y divulgativas de la asociación, como el Día Sin Tabaco, el Día de Prevención del Cáncer de Mama, de prevención del cáncer de colon o de piel, o el Día de la Cuestación (en mayo).

 

¿Hay suficiente información sobre el cáncer? Información hay mucha. Pero no siempre somos conscientes de que es una enfermedad que le puede tocar a cualquiera: niños, jóvenes, mayores... Insistimos también en la importancia de la prevención: cuanto antes se detecte, mejor.

 

Por último, ¿qué destacas de un municipio como Boadilla? ¿Qué mejorarías?  Me gusta el trato familiar propio de un municipio pequeño. Respecto a qué mejoraría... bueno, todo es mejorable. Sí oigo muchas quejas del transporte público.