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Noah Klieger: “No debemos olvidar la lección que nos dio el holocausto”

El periodista israelí Noah Klieger, superviviente Auschwitz, nos dejó su testimonio el pasado mes con motivo de la celebración el Día Mundial en Memoria de las Víctimas del Holocausto en Boadilla.

 

Tiene 91 años y lleva 60 con una importante misión a sus espaldas: difundir por todo el mundo su testimonio personal de la barbarie que significó el Holocausto.“Hago unos seis viajes al año para dar mi testimonio. No me pagan por ello. Si lo hicieran, dice mi mujer que ya seríamos millonarios”, afirma. Es consciente de que a su edad no le queda mucho, pero seguirá haciéndolo mientras pueda.

Noah Klieger estuvo dos años en Auschwitz. Lo llevaron ahí cuando tenía 16 años. “Yo sobreviví. Sobreviví también a tres marchas de la muerte, caminando durante varios días sin agua ni comida”. Todo gracias a los milagros que le fueron sucediendo. Como lo fue reencontrarse tras la liberación con sus padres, que también estuvieron en Auschwitz, en Bélgica.

Visita Boadilla con motivo de los actos organizados aquí por el Ayuntamiento junto con los representantes de la comunidad judía de Madrid y el Centro Sefarad-Israel con motivo del Día Mundial en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Escuchan atentamente el relato de este anciano en silla de ruedas el alcalde, los concejales, representantes de varias asociaciones, de la comunidad judía en España y alumnos del instituto Máximo Trueba, entre otros.

“No se puede decir que el holocausto fuera una catástrofe. Fue algo más. Fue un momento único en la historia de la humanidad. No se explica cómo un pueblo muy avanzado, como el alemán, decide borrar de la faz de la tierra a otro pueblo, el judío, de forma organizada y planificada. Aún hoy sigo sin entender por qué”, relata. 

Los alemanes mataron a dos tercios de los judíos que vivían en Europa. Murieron seis millones de personas. Levantaron 1.500 campos de concentración. “El de Auschwitz fue el mayor de ellos. Era un complejo de varios campos. Allí fueron asesinadas 1,3 millones de personas. Dos tercios fueron eliminadas; el resto, fallecieron trabajando. No había ninguna intención de que los judíos que fueron mandados ahí sobrevivieran. Y los que lo hicieron, como yo (50.000 personas), fue porque nos mandaron a otros campos luego”.

No entiende tampoco la indiferencia ante lo que allí estaba ocurriendo. “No se destruyó el campo, nadie dijo nada”, afirma. Un signo de la agonía de la moral humana. Combatir el antisemitismo es responsabilidad de la sociedad en su conjunto. Y lamenta que no sea algo que se vea con la misma claridad que el racismo o la xenofobia.  

Y concluye afirmando que si bien “la memoria del Holocausto cambiará, no debemos permitir que cambie su lección”.