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Miki Vargas: “Nadie te regala nada: hay que dejarse la piel para alcanzar tus sueños”

Miki Vargas lleva casi diez años trabajando en el séptimo arte. Se ha curtido como ayudante de dirección en largometrajes como Blancanieves, Thi Mai, rumbo a Vietnam o Inmersión y en series televisivas.

 

Miki nace en San Sebastián hace 32 años. Con 12 se vino a vivir a Boadilla. No era un buen estudiante. Reconoce que le costaba sacar nota en el colegio. Fue un primo hermano quien le abrió un mundo ilusionante: el cine. Estudió un grado superior de técnico en realización de audiovisuales, espectáculos, cine y publicidad. “Descubrí lo bonito e interesante que es contar historias. Dar verdad e ilusión, hacer obras de arte y, además, la superé con una media de ¡¡¡sobresaliente!!!”, nos cuenta orgulloso.

Lleva trabajando en este sector desde hace casi 10 años. Atesora una filmografía muy amplia con más de 23 créditos en este tiempo. Recuerda a Carlos Grass –ayudante de dirección–, que fue el primero que confió en él. “Pero vas aprendiendo de todo el mundo. Hay que saber escuchar… es lo más importante”, apostilla Miki.

Ha trabajado en rodajes internacionales y ha podido ver las diferencias entre nuestro cine y el cine que se hace fuera. Habla del cine español muy bien: “Se está creando mucho más, hay más industria y se hace muy buen cine… ¿Qué falta? Invertir en cine, quitar trabas municipales y gubernamentales. España tiene un déficit cultural: las ventajas fiscales de otros lugares del mundo provoca que muchas productoras acorten los tiempos de estancia en nuestro país. Co­mo lugar, por paisajes, por luz… España es, sin duda alguna, el mejor lugar para rodar”, destaca Miki.

Su trabajo es un encaje de bolillos: hacer el plan de rodaje, optimizar lo que se tiene, los objetivos de producción y dirección, etc. “Tenemos que evaluar todos los variables, los días de rodaje, actores, localizaciones… Es un trabajo duro. Dedicamos muchas horas, pero, sabes, me voy con la conciencia tranquila y, aunque, parezca que todo es un desastre: todo sale, todo acaba saliendo a base de trabajo” concluye Miki.

Sobre sus preferencias, nos cuenta que Quentin Tarantino es un genio. También lo es Pablo Berger, director de Blancanieves. Un director que escribe especialmente bien –tardó cuatro años en terminar el texto– y considera “muy valiente: hacer en 2012 una película muda con fotografía en blanco y negro y la música como elemento conductor, es de ser un genio como director”. Blancanieves consiguió diez premios Goyas de las diecisiete nominaciones que tenía”, recuerda. También admira al director, actor y productor Rodrigo Cortés, “un genio que trabaja 24 horas al día”, asegura.