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“Mi obra no es abstracta, moderna o clásica; es distinta”

Rafael Solís, escultor.

Autodidacta de la escultura, ha encontrado en la maderala razón de ser de su creación artística, aunque en ocasiones incorpora otros materiales. Ya ha expuesto en Boadilla.

 

Rafael Solís (Mérida, 1957), casado y padre de tres hijos, vive en Boadilla del Monte desde hace seis años. Más o menos el tiempo que lleva dedicado a la escultura de madera, aunque en realidad tiene un negocio de mobiliario doméstico que vende en un comercio de Leganés. Eso sí, en su tienda, situada en la calle Alegría, 28 de aquel municipio, reserva un espacio permanente a su obra escultórica.
Rafael diseña muebles adaptados a domicilios particulares “que he expuesto en España e Italia”, y combina esa labor con su verdadera pasión, la escultura, afición que arrastra desde joven. “Quise estudiar Bellas Artes, pero mis padres no me dejaron”, confiesa.

Nos cuenta que “la inspiración me surge al ver una pieza, un tronco o un pedazo de madera, muchas veces del monte de Boadilla –fresnos muertos y otros que pide permiso para utilizar– a los que busco la belleza interior y recupero de la carcoma y la suciedad, como punto de arranque”. El autor confi rma que “no he visto nada igual al trabajo que hago”, y que ya ha mostrado en una exposición en el Centro de Formación de Boadilla. Algunas de sus piezas –a estas alturas unas 80, aunque sumando los precedentes antes de centrarse en la madera asegura haber creado 300– llegan a pesar 2.500 kg, y en ciertas creaciones, desarrolladas manualmente con gubias eléctricas, motosierras, martillos y taladros, incorpora además hierro y cerámica.
Las esculturas de Rafael Solís encierran un mensaje más o menos explícito, una determinada simbología. “Mi obra no es abstracta, moderna o clásica, sino distinta”, matiza. Así lo atestiguan creaciones como Amanecer –un tronco seccionado y vaciado con el torso de una mujer en su interior– o El principio –un busto con una cerámica central que simula la lucha por la vida–, entre otras.
Según parece, las esculturas de Rafael Solís provocan sensibilidad y curiosidad. Se venden entre 400 y 1.500 euros, según confi rma “con buena aceptación”. Los interesados, que pueden visionar su trabajo en Youtube –tecleando Escultura Solís en el buscador–, pueden contactar con el artista en su tienda o a través de la dirección de correo electrónico ssrafael57@gmail.com.