¿Cómo surge el libro? Estaba trabajando en un dinner show en Ibiza y allí, viendo la serie Valeria, me llegó la inspiración. Me hice un índice de temas y en un año terminé el libro. Lo mandé a varias editoriales y enseguida me contestaron. No había nada escrito sobre psicología y artes escénicas. Me lo publicó Edaf y la acogida está siendo muy buena.
He escrito el libro que a mí me hubiera gustado leer cuando empecé a bailar de manera profesional. No sustituye la terapia, pero te puede ayudar a reconocer qué te pasa y a descubrir herramientas para manejarlo.
¿Es solo para artistas?
A ver, el libro incluye todo lo que necesita saber alguien que se dedica al baile o a la interpretación, pero está abierto a cualquier persona creativa.
La creatividad es una herramienta de supervivencia. Se ha asociado mucho al arte, pero no es exclusiva de ese mundo.
En el libro se habla sobre imagen corporal, redes sociales, autoestima, inseguridad, duelos… y esos son temas que nos afectan a todos.
¿Cuáles son los conflictos que más ves en consulta?
Hay diferencias según la rama artística. No tiene los mismos problemas un bailarín, un actor o un músico. Aunque, obviamente, hay puntos en común como el perfeccionismo. La practica hace que nuestras habilidades mejoren, y desde pequeños nos entrenan en un perfeccionismo que a veces roza la toxicidad. Y un nivel de autoexigencia preocupante. Las artes escénicas son un trabajo cara al público y eso también toca mucho la autoestima. La necesidad de validación externa.
En danza, por ejemplo, se ven más trastornos de la conducta alimentaria, especialmente en el ballet. A veces se piden más modelos que bailarines. Estamos en el camino de que la gente entienda que el bailarín no tiene que encarnar la perfección, a nivel físico. Lo importante es que haga bien su trabajo, no que sea guapo, esté musculado o tenga determinadas medidas.
Manejar la presión no es fácil porque no solo viene de fuera sino también desde la propia industria. Este tema se ve muy bien en el documental que ha sacado Aitana en Netflix, Metamorfosis. Es importante visibilizar estas cosas para que puedan cambiar.
¿Cómo influyen las redes sociales?
Son una herramienta de doble filo. Por un lado se utilizan como el currículum del artista y tienen la capacidad de que hacerte llegar a mucha gente; pero, por otro, si no estás subiendo contenido todo el rato, parece que no existes. La gente consume muy rápido. Antes, por ejemplo, tenías que esperar una semana para ver el capítulo nuevo de una serie, ahora eso ha desaparecido. Esto provoca un nivel de sobreexplotación de la creatividad increíble. No se te ocurren cosas nuevas.
"Es importante publicar solo aquello que queremos mostrar, no cualquier cosa traspasando nuestros propios límites"
Sin embargo, yo siempre insisto en que es importante publicar solo aquello que queremos mostrar, no cualquier cosa traspasando nuestros propios límites para conseguir seguidores.
Además, están los haters, personas que vierten odio porque sí.Por eso muchos artistas no llevan sus propias redes, es importante separarse de eso. Me ha pasado con cantantes femeninas, por ejemplo, que a partir de una edad reciben una cantidad de insultos increíble. Y en la danza, se sexualiza mucho el cuerpo.
Hay que saber utilizar las redes, pero también protegerse de ellas.
¿Y cómo se hace? Lo primero es quitar las notificaciones porque son una invitación a entrar en la red en cuanto tienes un rato libre. Silenciar o bloquear aquellas cosas que te haga daño ver. Ponernos un horario para usarlas. Y en vacaciones, recomiendo quitar la app del móvil. No borrar la cuenta, pero sí eliminar el acceso directo.
En cuanto a los adolescentes, usar el control parental.
"La comunicación asertiva es necesaria para poner límites"
En el libro hablas de la importancia de la comunicación... Las herramientas de comunicación son básicas para todos, pero más en esta industria. Primero, la comunicación con uno mismo, que es la base de la autoestima. Si te hablas mal, por ejemplo, es imposible que tengas un buen concepto de ti. Y después, con los demás. Alguien que te habla de manera despectiva, te grita, te manipula... acaba ejerciendo un control sobre ti.
La comunicación asertiva es necesaria para poner límites, no perder los nervios, no ceder a los chantajes... Es la base de la salud mental.
Dedicarse a las artes escénicas es un trabajo precioso pero es necesario saber cómo manejarlo.