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Manuel Ovalle, fotógrafo y pintor: "La fotografía es la luz que ilustra el ayer"

A lo largo de su carrera artística, nuestro protagonista ha evolucionado de la imagen a los lienzos, primero a través de pinceles de pelo y más tarde electrónicos. Acaba de exponer en el centro de formación municipal.

 

Manuel Ovalle (San Juan de La Mata, León, 1949) la pasión por la fotografía le llegó temprano. Vino a Madrid con 16 años desde su pueblo en el Bierzo, “pero antes ya fotografiaba. Vivía cerca de Ponferrada, y a menudo iba de allí cada mañana para alquilar una cámara, porque comprarla no estaba al alcance de todos, y pasar el día captando imágenes en blanco y negro”. “Cuando vine a vivir a la capital, paseaba mucho por Gran Vía. 

 

En aquella época eran frecuentes los negocios de fotografía de estudio. Me deslumbraban sus escaparates, sobre todo el de Llanes”, relata. Manuel adquirió su primera cámara a plazos, “porque eran mucho más caras que ahora”. Para entonces la fotografía ya era su fórmula de vida. “Cada vez hacía más, y no tardé en presentarme a concursos en los que al principio quedaba relegado, pero que terminé ganando”.

 

Una pasión de ocio y negocio

 

Su paso por la Real Sociedad Fotográfica le permitió conocer de primera mano la fotografía profesional. Ha sido, junto a su admirado Alberto Schommer y el director de la revista Arte Fotográfico, Ignacio Barceló, jurado del Primer Certamen Nacional de Tradiciones y Costumbres promovido por el Ministerio de Cultura. 

 

Su pasión le ha servido por igual de ocio y negocio, “aunque no es lo único en lo que he trabajado porque había que ganarse la vida”. Incluso ha impartido clases durante quince años y se ha dedicado al fotoperiodismo, publicando en periódicos como el Ya.

 

Su periplo le llevaría a concebir la fotografía como arte. “Comencé a tratar imágenes de una Polaroid, que sacaba la fotografía en papel al instante. Movía la emulsión buscando un aspecto impresionista pictórico, el que más me gusta y sigo trabajando”. De ahí que el desembarco digital ampliase sus horizontes. “Ahora utilizo tecnologías como HDR y Photoshop para jugar con contrastes y colores. Aplico sus pinceles electrónicos porque la clave de lo que hago es entonar el color desde un referente para llegar a lo que busco. La idea – prosigue– es no confundir color y colorín, no mezclar lo que se mata entre sí”.

 

Manuel, casado y vecino de Boadilla desde hace quince años (“de los alrededores de Madrid, éste es el sitio que mayor calidad de vida ofrece”), expone “por satisfacción”, pero vende su arte a cualquier interesado. Proyecta su obra en lienzos y papel, que luego barniza para lograr un aspecto pictórico, habitualmente en formatos de 50x70 cm.

 

¿Por qué la fotografía? Es luz, la luz que ilustra el ayer, ése que los jóvenes ignoran y que tan bien retrató Vicente Nieto Canero en sus imágenes de postguerra. Pero, ante todo, es arte, y al arte permite expresar todo lo que tienes.

 

¿Qué le motiva? Partiendo de una imagen, los paisajes, lo más sencillo de trabajar: dejan hacer lo que quieras. Me gusta mucho la arquitectura y el retrato, con diferencia el más difícil. Lo trato en blanco y negro porque me encanta la escala de grises.

 

¿Y quién le inspira? Alberto Schommer, David Hamilton y Sebastião Salgado, un gigante en activo.

 

¿Qué tal su muestra en Boadilla? Ha ido genial, por la sala y las sorpresas, algunas inesperadas. No ya la visita del alcalde, Antonio González Terol, o la gentes de la cultura, desde luego, sino en particular por la de un grupo de ancianos de una residencia local. Su llegada me llenó de satisfacción.

 

Ha donado dos lienzos al pueblo… Tengo a bien regalar una de mis obras allí donde expongo, por deferencia a la ayuda que me brindan. Como vivo aquí, que menos que esta vez, en lugar de una, fuesen dos. Uno de los cuadros reflejaba la rehabilitada fachada del Palacio del Infante Don Luis; la otra, los fresnos del Monte.

 

¿Dónde expondrá próximamente? En diciembre inauguro en un marco impresionante: el Monasterio lucense de Somos. Luego, en enero, en la sala San Marcelo de León, y en abril ,en otro espacio de la madrileña calle Toledo.