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Josefina Unturbe: una vida por y para la educación

Josefina Unturbe, una persona referente en el mundo de la educación en España, fundó el Colegio Virgen de Europa a principios de los setenta en Madrid. En 1968, el centro se trasladó a la urbanización Las Lomas, en Boadilla del Monte. Un colegio del que ha sido su directora hasta hace unos diez años.

 

Josefina Unturbe (Zaragoza, 1925) ha dedicado casi toda su vida a lo que más le apasiona: la educación. Estudió Pedagogía y Psicología, y trabajó en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas en un grupo encargado de elaborar pruebas psicológicas para valorar a las personas.

 

En 1961 fundó el Colegio Virgen de Europa. Estaban en Madrid en un chalé junto al parque de la Fuente del Berro. En 1968, se trasladaron a una parcela de la incipiente urbanización Las Lomas, en Boadilla del Monte. Hasta allí la siguieron, desde Madrid, 200 de los 250 alumnos que entonces tenían. Muchas de esas familias decidieron, además, mover también su residencia al municipio para que sus hijos pudieran seguir en su colegio.

 

Unturbe ha estado al frente de este proyecto pionero –“por su valores y porque en aquella época no había colegios privados, salvo los de la iglesia”, afirma–, hasta hace algo más de diez años. La dirección ha quedado en manos de su hijo, Enrique Maestu, pero ella sigue estrechamente vinculada al Virgen de Europa, donde sigue asistiendo a las reuniones del consejo, las de padres...

 

Unturbe es presidenta honorífica de la sede en España de la Organización Mundial para la Educación. Organismo con el que ha recorrido los mejores colegios de Europa, “donde siempre ha sorprendido lo excepcional y diferente de nuestro proyecto”.

 

¿En qué es diferente este colegio? En la importancia que desde el principio dimos al deporte y las actividades artísticas, la participación de los alumnos y los padres... También por nuestros valores: educar personas libres y responsables bajo los valores del cristianismo. No se debe imponer ni improvisar, sino que en la educación debe estar todo muy estudiado y experimentado. Empujamos a los niños a que vean e interpreten el mundo. Les damos los materiales para que lo puedan hacer y cada uno lo pinta libremente como quiere.

 

¿Cómo le gustaría que fueran sus alumnos? Como soy yo: una persona independiente, segura, religiosa, con sentido del deber, optimista...

 

Su figura es un referente en el sector educativo. ¿Sigue estudiando, leyendo y formándose? Sí. Siempre me ha gustado la infancia en general, educar, saber... El educando es el sujeto de la educación; es el profesor el que tiene que adaptarse a las circunstancias. Es muy importante estudiar psicológicamente al individuo. Dentro de un grupo, cada uno es distinto. Si un niño tiene una dificultad y tú le ayudas, será capaz de afrontar esas dificultades.

 

Tampoco he sido partidaria de castigar. Es mejor que cada uno sea responsable de sus actos, sea consciente de lo que ha hecho bien y lo que ha hecho mal.

 

¿Han cambiado mucho los jóvenes de antes a los de ahora? Me llama la atención la madurez, la seriedad y el nivel de inteligencia que demuestran los alumnos de Bachillerato. Creo que tiene la culpa de mucho de eso el ejercicio, el deporte, que facilita el aprendizaje. Están más desarrollados que los de antes. Me preocupa que no sean honestos, roben, beban, cosas sobre las que leo y oigo... aunque la culpa de todo ello la tienen los educadores y las personas. Cada uno tiene su camino. Y ese se forja por el ambiente que te rodea, lo que lees, lo que estudias... Hasta los 22 años se desarrolla la mente. Si no se ejercita después, se atrofia. Y a partir de esa edad, se adquieren conocimientos.