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Francisco Moreta, director cinematográfico: de Boadilla a Hollywood

Fran, junto a su compañero de aventura profesional Iñigo Bordiú, se dedica en Estados Unidos al mundo del cine. Ysegún nos cuenta, su carrera de proyectos es de lo más ambiciosa.

 

Vecino de Boadilla desde hace unos años, Fran Moreta estudió Periodismo, Publicidad y Comunicación Audiovisual, pero lo que de verdad le gustaba era el mundo del cine. De modo que no se lo pensó dos veces, hizo las maletas y se fue a Estados Unidos, o para ser exactos, a la cinematográfica Nueva York, donde completó un máster de esta especialidad artística. “Estudiando allí descubrí que me encantaba la iluminación y la cámara”, comenta a Sólo Boadilla. “Al acabar encontré trabajo, precisamente como cámara y en dirección fotográfica. He colaborado en varios cortos, algunos videoclips… incluso en una película. Pero todo lleva una producción lenta y compleja que se va, como nada, a un año. Ahora esa labor empezará a dar frutos”.

 

Su agenda de proyectos se advierte tan ambiciosa como prometedora, a la espera de una visa de artista en curso. “Sirve para tres años y me dará mucha libertad”, señala.

 

“Buena parte de estos trabajos salen adelante con el apoyo de inversores, mediante crowdfunding… El estado de Nueva York también concede numerosas subvenciones si ruedas allí, ayudas con las que espero contar para futuros trabajos”, detalla.

 

Director, guionista...

 

Fran baraja dirigir comedias ácidas (“con planos ágiles y sencillos”, comenta) y cintas de misterio con guiones escritos por él mismo, otra de sus pasiones. Incluso un largometraje ya ultimado “aunque no antes del año que viene, porque es bastante más complicado”. Explica que en el ámbito del cine independiente, donde se mueve, “hay trabajo en Estados Unidos para vivir dignamente. Es un mundo pequeño dentro de la gran maquinaria norteamericana cinematográfica, de modo que si cumples tu labor es fácil que acaben llamándote y repitiendo; directores, técnicos y especialistas se conocen bien entre sí”.

 

Reconoce que le gustaría volver a España para trabajar (“hay muchos y grandes sitios en los que rodar aquí”), aunque de momento tiene por delante los tres años a los que autoriza la visa profesional que le están tramitando las autoridades norteamericanas. Entre tanto, cintas como White roses in the dark, de la que fue director de fotografía junto a su colega Íñigo Bordiú, o la premiada Sinápitica, donde fue cámara, comienzan a jalonar la trayectoria de este profesional del séptimo arte admirador confeso de Woody Allen.