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Alfonso Lara: "Boadilla es ideal para los niños"

Actor, guionista, director y músico. Así de polifacético es Alfonso Lara (Madrid, 1968), vecino de Boadilla del Monte y habitual de series de televisión tan populares como La casa de los líos, El comisario, Un paso adelante, Cuestión de sexo o Amar en tiempos revueltos –actualmente en antena en TVE 1–.

 

Acaba de recibir el galardón como Mejor Actor de Reparto en la XIII Edición de los Premios Max –los más importantes del teatro español– por su papel en Urtain, de la compañía Animalario.

 

Alfonso se proclama “músico frustrado”, y es amante de la literatura y la cocina. Pareja de la actriz Micaela Quesada y padre de Miguel e Inés, es un tipo de barrio, locuaz, sano y accesible, con las ideas claras, ganas de arrancar sonrisas y vocación de cuajar faenas sobre las tablas.

 

También es un crítico pero convencido vecino de Boadilla del Monte, donde reside desde 1999, y un enamorado de su monte, que considera “nuestro parque del Retiro particular”.

 

Una cara famosa en un sitio pequeño, ¿le asaltan para firmar autógrafos o hacerse fotos? En absoluto, la gente está acostumbrada a verme. Lo agradezco, porque la fama no me gusta. Ni en Madrid me sucede, al contrario que en Francia, donde soy popular por Un paso adelante –la serie triunfa en 17 países–.

 

¿Por qué la interpretación? Me gustaba desde el colegio. Empecé a trabajar en banca, pero aquello me aburría, y a ratos estudiaba interpretación –fue alumno de la prestigiosa Layton–. Un día decidí dejarlo y dedicarme a la escena.
Cine, cortos, teatro, televisión… Me gusta todo. Para un actor el teatro es higiénico y sanador. La televisión es rápida; el cine –prefiere dirigir–, una quimera… Me gustan los proyectos interesantes, pero insisto, el teatro te pone a punto. Y me encantan los cortos –fue jurado en el festival de Boadilla varios años–, embrión y futuro de la cinematografía.

 

¿Qué personaje le ha marcado? No hay uno predilecto. He aprendido de todos. Para interpretarlos busco en ellos rasgos de mí. Sin unos no hubiesen venido otros.

 

¿Y qué registro prefiere? Todos. Desde el colegio arrastro una vis cómica. Valoro la comedia porque no se aprecia como debería: es terrible cuando el payaso deja de reír. A cambio, el Max ha sido por un papel dramático.

 

¿Qué le gusta de Boadilla? Es ideal para los niños y ahora está comunicado. ¡Ah! Y el encinar.

 

¿Y qué cambiaría? El trazado del Metro Ligero y sus precios, calles reformadas tortuosas para discapacitados... Mejoraría la conducta del vecindario: hay detalles simples, como la doble fila a la puerta del colegio, faltos de respeto. Somos poco cívicos y participativos, nos interesamos poco por lo que pasa más allá de la urbanización. El sentido común se vende caro.