Boadilla y su historia

Luis María de Borbón y Vallabriga: el retrato

El cuadro de Goya se acaba de exponer, tras su restauración, en el Museo de Zaragoza, donde permanecerá de forma definitiva.

 

El magnífico retrato pintado por Francisco de Goya de Luis María de Borbón y Vallabriga cuando este contaba con seis años de edad  (en la imagen), por fin se expone en el Museo de Zaragoza. Ahí permanecerá de forma definitiva, junto con los bocetos de sus padres y con el de él mismo, retratado también por el maestro años más tarde, siendo ya Luis María Cardenal de Toledo.

 

La obra fue adquirida a finales de 2007 por la Fundación Plaza, entidad que integran por el Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Zaragoza, Ibercaja y Caja Inmaculada. Tras un largo proceso de restauración, se ha expuesto por primera vez al público en una exposición conmemorativa.

 

El único hijo varón del infante don Luis de Borbón fue retratado en el palacio de Arenas de San Pedro (Ávila) durante aquel verano de 1783 en el que Goya pintó varios cuadros de la familia, entre otros a la pequeña María Teresa, futura Condesa de Chinchón, hoy en la National Gallery de Arte de Washington.

 

El pequeño Luis María posó para Goya en su estudio. Como en un homenaje al conocimiento y al saber, le rodean varios objetos que representan la rica educación que el pequeño recibía, sin duda, planificada y supervisada por su padre, el infante. Varios libros y mapas indican que en ese momento estudiaba Geografía.

 

La composición del cuadro es exquisita. Incluso algunos expertos han querido ver la influencia de Velázquez en él: el niño, con su viva mirada dirigida al espectador, recuerda a la infanta Margarita en las Meninas. El elegante traje azul destaca sobre la piel blanca y el fondo oscuro, y los detalles de los complementos, la factura de las telas, son de una riqueza que caracteriza al gran pintor Goya.

 

El itinerario del cuadro

 

A la muerte del infante don Luis en 1785, el cuadro fue trasladado al palacio de Boadilla del Monte en cumplimiento de las cláusulas testamentarias. Su viuda lo llevó luego junto con otros a Velada (Toledo), donde vivió unos años, hasta su traslado definitivo a Zaragoza. A su muerte en 1820, el cuadro regresó a Boadilla como parte de la colección de su hija, la Condesa de Chinchón.

 

Por herencia, la obra recayó en los duques de Sueca, que lo llevaron consigo en varios destinos de sus cargos diplomáticos. En 1961 los duques se instalaron en Madrid, y ahí permaneció esta pintura, junto a su vasta colección de obras de arte, hasta el año pasado, que fue vendido y pasó a formar parte de la colección del Museo de Zaragoza.

 

Restauración

 

Todos estos traslados y el paso de los años habían deteriorado el cuadro, al que ya se le había estaba desprendiendo la pintura. Expertos del Museo del Prado han llevado a cabo una importante restauración, que lo han dejado en perfectas condiciones y preparado para otra larga vida.

 

El personaje


El retratado, Luis María de Borbón, tuvo –como sus hermanos– una vida marcada por los acontecimientos familiares y políticos. La lujosa y relajada vida que llevaba la familia en Arenas de San Pedro se vio truncada con la muerte del infante don Luis. Los tres hijos fueron separados de su madre por orden del rey Carlos III y trasladados a Toledo.

 

El pequeño Luis fue educado por el Cardenal Lorenzana, amigo de su padre, en el arzobispado. Años más tarde también tomaría los hábitos y llegó a ser cardenal. Murió prematuramente a los cuarenta y cinco años. Pero de todo ello hablaremos más extensamente en el próximo artículo.