Reportaje

Universidad de Mayores, la satisfacción de seguir aprendiendo

La Universidad de Mayores es el proyecto estrella de la Asociación de Mayores de Boadilla del Monte. A pesar de la pandemia, 28 alumnos cursan estudios reglados, participan en seminarios, conferencias... Hablamos con su director, el catedrático José Manuel Azcona, y el presidente de la Asociación, Jesús Ramiro.

 

Hace 20 años nacieron en España las universidades de mayores. Inicialmente para facilitar una experiencia universitaria a personas de más de 50 años que no tuvieron la oportunidad en su día. Sin embargo, actualmente acogen alumnos hasta con carrera. Vuelven al aula por pura satisfacción persona por adquirir nuevos conocimientos de materias que despiertan su interés y vivir el ambiente universitario.

José Manuel Azcona, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y director de su Universidad de Mayores, dirige la Universidad de Mayores de Boadilla, centro adscrito a la URCJ. Un proyecto de la Asociación de Mayores junto con el Ayuntamiento de Boadilla.

¿En qué se diferencia la Universidad de Mayores de la convencional? Tiene una estructura similar: cinco años reglados con un primer itinerario de tres cursos y otro de dos, impartidos por profesores de primer nivel. Al final, obtienen un título oficial, pero no es un título habilitante (para acceder a una profesión). Tampoco la carga lectiva es igual. Se imparten dos asignaturas a la semana (lunes y miércoles de 17 a 19 h), que cambian cada cuatrimestre. Y para matricularse el único requisito es tener más de 55 años... ¡y ganas de aprender!

La joven Universidad de Mayores de Boadilla, adscrita a la URCJ, cuenta con 28 alumnos matriculados

¿Hay algún límite de edad? No. Solo ese. En Boadilla hay 28 alumnos. El 20% supera los 80 años. Basta con tener ganas, ánimo y condiciones.

¿Cuál es la motivación de estos alumnos? La satisfacción de saber, tener unos conocimientos de materias que les interesan o que en su día no han cursado (caso de los ingenieros con las humanidades). 

Hay también una segunda motivación tan importante como la anterior: el hecho de venir dos días a la semana a clase y poder compartir con otros sus experiencias.

Además hay seminarios, conferencias, excursiones... un montón de actividades en las que surgen núcleos de amistad, de solidaridad entre sus participantes, que se mantienen luego más allá del aula. Y eso es muy bonito, la verdad.

¿Qué materias les interesan más? Ganan la historia y el arte. Luego van la literatura, psicología, sociología, economía...

La historia y el arte son las materias más demandadas

Da clase a chavales de 18-19 años. ¿Con quiénes se queda: los mayores o los jóvenes? Yo tengo una gran vocación docente, y como tal es muy satisfactorio dar clase a mayores. Su grandeza es, primero, la seriedad. El respeto a lo que cuentas en clase, a la materia. Te escuchan. Su capacidad de crítica positiva, su agradecimiento...

La diferencia con una clase a jóvenes es esa pasión, esa emoción por el aprendizaje de la totalidad de la clase, que, en el caso de los jóvenes, que son muy majos, se da solo en una parte de la clase.

A los jóvenes les interesa más la nota, aprobar el examen. Y en los mayores, el interés es aprender.

También se les evalúa, ¿no? Sí, todas las asignaturas y seminarios han de ser evaluados. Hay libertad de cátedra, así que cada profesor lo hace a su manera. Se valora la participación, la asistencia a clase. La mayoría, les ponemos un trabajo. Y los menos, utilizan el examen.

¿Cómo ha afectado la pandemia al curso? Las clases presenciales son ahora online. Todos se han enganchado perfectamente, pero están deseando volver a las presenciales.