Este autómata, un castillo de morfología circular, realizado con cartón, madera e hilo, con 33 figuras, tenía una altura aproximada de 1,20 metros y unos 0,75 metros de diámetro
La publicación escrita por Epinoy en 1769 –Explicación planes geométricos de arquitectura hidráulica y dibujos de las obras inventadas y ejecutadas por Don Esteban del Epinoy...,– además del autómata cazador/flautista, incluye otro artificio mecánico en la segunda parte del libro que se concreta en un castillo de morfología circular, realizado con cartón, madera e hilo, con 33 figuras que, mediante movimiento, ejercen diversos oficios.
Este autómata, con una altura aproximada de 1,20 metros y unos 0,75 metros de diámetro, se construyó y expuso en 1763, si bien no consta, ni contamos con referencia alguna sobre el lugar donde estuvo expuesto.
La torre presenta dos pisos principales con dos terrazas perimetrales en las que se distribuyen las figuras.
- La primera y de mayor tamaño, incluía personajes que describe el propio Epinoy en su publicación: “Amoladores, cordeleros, un hombre rastrillando cáñamo, una mujer machacando sebo para las sogas, un muchacho tocando una campana para llamar a los trabajadores, un muchacho andando los fuelles de una fragua, el maestro volviendo una barra en el fuego, martinete con un martillo grande que descarga sobre el yunque y forma cabezas y corazones, oficial que de tiempo en tiempo vuelve la cabeza, dos serradores serrando tablas y un hombre machacando en un mortero”.
En la parte trasera de esta primera terraza, y que no se aprecia en el dibujo, había “dos muchachos jugando a la balanza en una viga, cada uno sobre una punta de ella y otros dos muchachos suben y bajan la viga por medio de sogas atadas a los extremos moviendo ellos los brazos y el medio cuerpo. Hay otro cortando leña con un hacha”.
- La segunda terraza incluye dos hombres que hacen bailar dos osos, otro toca un tambor y varios hombres a caballo que dan vueltas en torno a un eje en el denominado “juego de sortija” en el que intentan agarrar una anilla de hierro que sujeta un hombre.
El interior muestra un complejo mecanismo interior de cigüeñas, palancas, ruedas dentadas y contrapesos, cuyo movimiento, que se transmitía a todas las figuras durante media hora al mismo tiempo, se generaba mediante la caída de arena a través de un embudo sobre una rueda con cubos. Es indudable que este artificio generaría gran diversión y asombro en las reuniones y fiestas de la corte.