Contamos con un testimonio anónimo de primera mano de un soldado oficinista de la 11 División del ejército franquista –conservado en el Archivo Linz de la Transición Española (Biblioteca de la Fundación Juan March)–, que fue enviado desde Boadilla como refuerzo al cerro Mosquito ante el fuerte ataque republicano.
Su testimonio nos relata que, con los ataques del día 6, el ejército franquista envió un batallón de Melilla y un tabor de Regulares a cubrir la zona de Romanillos y a asegurar Majadahonda. Con ello, Boadilla del Monte se quedó casi sin fuerzas que la defendieran.
Mientras, “en el cerro Mosquito se encontraban unos canarios junto con un tabor de Tetúan y una compañía de otro tabor de Ceuta. En el puente de la carretera a Brunete se envió una compañía de gallegos”.
Lo primero que tuvieron que hacer las tropas de refuerzo fue cavar nuevas trincheras en vértice Mosquito mientras eran atacados desde diferentes ángulos.
Según cuenta el soldado anónimo, el día 8 la posición de cerro Mosquito se vio superada en su ataque a Boadilla y relata textualmente: “¡Menuda debía de haberse liado en Boadilla! Se oían muchos tiros. Eran como las once de la mañana más o menos”; y al poco tiempo “se volvieron, tras un rato de tiroteo, por donde habían venido y todos tan contentos”.
Parte de la Brigada Lincoln había alcanzado las estribaciones de Boadilla, pero fueron rechazados tras sufrir numerosas bajas.
El día 9 continuó la batalla, pero los republicanos para atacar el cerro “tenían que avanzar lo menos dos kilómetros al descubierto y tenían que subir una fuerte cuesta”. El día 10 el cerro sufrió un fuerte ataque de la artillería y los republicanos avanzaron apoyados por unos 15 o 20 tanques rusos y numerosas armas ametralladoras, con lo que los defensores del cerro volvieron a verse superados entre dos fuegos.
Entre las tropas franquistas cundió el pánico y algunos empezaron su huida hacia Boadilla, siendo alcanzados y apresados por los republicanos. En estos momentos de confusión, jugó un papel fundamental el capitán Estanislao Gómez Landero. El capitán arengó y coordinó a sus tropas, al parecer con gran valor, lo que permitió continuar controlando el cerro.
Gómez Landero cae herido y sus tropas pretendieron evacuarlo. Sin embargo, el testimonio del soldado anónimo dice que el capitán respondió: “¡Quita de ahí, chaval!... Es un grano que se me ha reventado”. El ataque continuó y el capitán Gómez Landero otra vez fue alcanzado, en esta ocasión mortalmente por una bala en el vientre.
El día 11, en uno de los ataques al cerro Mosquito, fue alcanzado y murió el comandante de la brigada Lincoln Oliver Law, que era el único oficial negro en las brigadas internacionales.
El 12 de julio el ataque republicano quedo paralizado habiendo alcanzado unos 12 km al sur de Brunete; y el 15 de julio, el general Miaja decide parar el avance y comenzar la defensa.