Boadilla y su historia

Fotógrafos en Boadilla: Vicente Nieto Canedo (1913-2013)

Vicente Nieto Canedo es un importante fotógrafo aficionado que supo reflejar con gran personalismo tanto la Guerra Civil como especialmente la posguerra. En su amplia colección de imágenes encontramos dos de 1961 situadas en Boadilla.

 

Algunos autores califican a Vicente Nieto Canedo (Ponferrada 1913-Madrid 2013) como un auténtico notario de la realidad de una España en blanco y negro, por lo que se le ha considerado uno de los máximos exponentes del denominado neorrealismo fotográfico hispano, aunque hasta la década de los años 2000 no fue reconocido como tal. Primero, con la exposición que organizó la Agrupación Fotográfica de Guadalajara en 2002 en esta ciudad.

Posteriormente le siguieron otras dos individuales en Madrid de la Real Sociedad Fotográfica Española, en 2005 y 2006; y en 2009 otra exposición que organizó en Ponferrada el Instituto de Estudios Bercianos y que daría lugar a que el Ministerio de Cultura organizase en 2010 una gran muestra con el título Vicente Nieto Canedo. Fotografías 1936-1964. Se completó con el magnífico documental sobre su vida y obra titulado La mirada furtiva.

Trayectoria

Vicente Nieto trabajo en el diario El Socialista, y nada más comenzar la Guerra Civil se alistó en las milicias republicanas. Durante la guerra realizó numerosas fotografías en su destino de retaguardia a todos sus compañeros. 

Tras el conflicto bélico, trabajó como taquimecanógrafo en una platería y, posteriormente, como vendedor de una firma catalana de material fotográfico. Su ingreso en la Real Sociedad Fotográfica Española, y su permanencia en ella hasta su fallecimiento, le permitió conocer el trabajo de otros compañeros y desarrollar intensamente su afición, incluso participando activamente en su boletín. En su obra predominan los exteriores de muy diversa índole, ya que al parecer le daba vergüenza pedir permiso para entrar en los ámbitos domésticos.

Vicente Nieto donó en el año 2011 su importante colección de 5.367 negativos fotográficos del período 1936-1964 al Ministerio de Cultura. Hoy se custodia en el Centro Documental de la Memoria Histórica en Salamanca con el nombre de Archivo fotográfico de Vicente Nieto Canedo.

En Boadilla

En esa magnífica colección se encuentran tres imágenes de Boadilla del Monte (dos de ellas son muy parecidas). Estas fotografías quizás fueron tomadas en alguna de las salidas mensuales que Vicente Nieto realizaba junto con otros miembros de la Real Sociedad Fotográfica Española, y que él mismo reseñaba posteriormente en el boletín de la Real Sociedad. Estas excursiones constituían el momento en el que Vicente Nieto podía desarrollar su pasión por la fotografía. Según relata el propio Vicente en el documental sobre su vida y obra, estas excursiones no podían realizarse a destinos que superasen los cien kilómetros de distancia ya que esto implicaba un coste económico que no podían sufragar.

Las fotografías realizadas en Boadilla del Monte están fechadas en 1961. La primera de ellas corresponde a un grupo de niñas que posan para el fotógrafo frente a una de las fachadas del palacio del Infante don Luis. Las niñas, de no más de ocho años, serían alumnas del colegio gestionado por el Auxilio Social que a tal efecto utilizaba entonces el Palacio de Boadilla. Sin lugar a dudas, se trata de la imagen que refleja más felicidad y alegría de cuantas se conocen de las niñas que pasaron por este colegio.

La segunda de las imágenes tomadas por Vicente Nieto en Boadilla es mucho más dura que la anterior. Se trata de dos hombres de edad avanzada que se calientan al calor de una pequeña lumbre encendida en el espacio abovedado existente bajo las escaleras situadas más al este y que comunican la primera con la segunda terraza del jardín del palacio. Junto a ellos, un escuálido perro, y en el suelo, un fragmento de una balaustrada como la que delimita el jardín.

Los retratados ni siquiera miran al fotógrafo. Por las polainas de cuero que porta unos de ellos, podría tratarse de alguno de los guardas del monte. Se trata de una escena propia de ese neorrealismo fotográfico ya comentado, que refleja a la perfección la dura vida, todavía en los inicios de los años sesenta, en localidades tan cercanas a la capital, que contrasta con la alegría, euforia y candidez de las niñas que posan en la otra fotografía.