Cultura

El hermanamiento entre Arenas de San Pedro y Boadilla consolida una historia en común

Los próximos meses se hará realidad el hermanamiento entre Arenas de San Pedro (Ávila) y Boadilla del Monte, dos localidades que comparten haber sido residencia del infante don Luis. El acuerdo supondrá, entre otras cosas, la organización de actos conjuntos relacionados con su historia.

 

Boadilla del Monte y Arenas de San Pedro comparten haber sido residencia del infante don Luis. Este pasado común propició que en 2022 comenzaran los primeros contactos entre los dos ayuntamientos para hermanar ambos municipios, un momento que cada vez está más cerca. 

Este año ya se han realizado dos reuniones para acabar de darle forma: una en febrero en el palacio de La Mosquera, antigua residencia del Infante don Luis, en Arenas; y otra el pasado marzo, en el palacio del infante don Luis, en Boadilla. Un acuerdo que permitirá realizar acciones conjuntas como conciertos, excursiones, conferencias, ediciones de libros, etc. vinculadas con el infante don Luis, su época y toda aquella corte que le rodeó y que contó con los artistas más importantes de la época.

El último fin de semana de mayo, Arenas de San Pedro ha invitado a la corporación de Boadilla a pasar esos días allí, lo que coincidirá con su aprobación del hermanamiento en el pleno de la localidad abulense. Boadilla hará lo propio en el pleno de junio.

El infante, en Boadilla

El infante don Luis de Borbón y Farnesio compró en 1761 a la Marquesa de Mirabal el señorío de Boadilla del Monte, que ya contaba con la casa palacio, denominada de las Dos Torres. Don Luis encarga en 1763 a su amigo el gran arquitecto del neoclasicismo madrileño, Ventura Rodríguez, el diseño y construcción de su nuevo palacio en Boadilla aprovechando la estructura del palacio de las Dos Torres. Trabajo que finalizará en 1765.

El Infante utilizará el conjunto palaciego de Boadilla como su pequeña corte particular, si bien continuó viviendo en la corte real acompañando a su hermano Carlos III en esa itinerancia anual que implicaba la peregrinación del rey y su corte en los sitios reales de Aranjuez, San Lorenzo de El Escorial, la Granja de San Ildefonso, El Pardo y Madrid, dependiendo de la estación del año.

La ausencia de caballerizas y la presencia de un solo dormitorio en el palacio, tal y como nos indica el plano de Ventura Rodríguez, nos inducen a suponer que el palacio de Boadilla, más que un lugar para vivir, estaba destinado a finalizar largas jornadas de caza, pequeñas fiestas, encuentros del infante con sus amigos y, sobre todo, a albergar sus magníficas colecciones de libros, monedas, minerales, objetos exóticos y curiosos, animales naturalizados, todo lo cual conformaba su excepcional gabinete natural particular.

El infante, en Arenas

En 1776, el matrimonio morganático (con una persona de inferior rango) del infante con María Teresa de Vallabriga y las normas dictadas por su hermano Carlos III, supusieron que toda la familia debía vivir alejada de cualquier sitio real, lo que implicó que el infante y su esposa comenzasen un exilio. Primero viviendo en el palacio del Marqués de Villena, en Cadalso de los Vidrios; y luego en el Palacio de Velada (Ávila), propiedad de su amigo el Conde de Altamira.

En su retiro en Velada el infante don Luis tenía la intención de buscar un acomodo definitivo para su familia y en este sentido debió conocer Arenas de San Pedro, una zona de caza muy interesante con un clima, aguas y gentes que le debieron cautivar. Así, a finales de 1777, encontramos al infante y su familia en Arenas de San Pedro, ocupando inicialmente la casa solariega de los Duques de Frías (ducado recién incorporado al marquesado de Villena), casa que posteriormente compraría uno de los sirvientes del infante conocido como Diego Lleget.

Meses después, debió adquirir otra casa de mayores dimensiones en la calle Corredera, junto al arroyo Guisete, en su día colector de aguas fecales. El infante ofreció al municipio sufragar de su propio peculio un plan de saneamiento y alcantarillado del arroyo Guisete. Y mientras esto se ejecutaba, tuvo intención de comprar en el municipio de Mombeltrán (Ávila) la dehesa de Gata, ya que la actual residencia se quedaba pequeña para la gran cantidad de sirvientes y caballerizas que necesitaba la familia. Intención que finalmente no cristalizó, al parecer porque el municipio de Arenas de San Pedro le ofreció los terrenos de La Mosquera para la construcción del nuevo palacio.

A finales de 1779, encontramos los planos del nuevo palacio en Arenas de San Pedro,conocido como La Mosquera, firmados por los hermanos Ignacio (fachada) y Domingo Thomas (interior), arquitectos catalanes formados tanto en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, como con su maestro Ventura Rodríguez, al igual que el aparejador de las obras, Alfonso Regalado Rodríguez, que anteriormente lo había sido en el palacio de Boadilla del Monte.

Los proyectos debieron realizarse bajo los auspicios del propio Ventura Rodríguez, que incluso llego a diseñar dos fuentes para los jardines. También el mobiliario y la decoración con molduras de algunas estancias interiores.

Las obras comenzaron en 1780 y no será hasta 1783 cuando encontremos al infante y su familia ocupando el ala derecha del palacio, momento en el que las obras debieron interrumpirse probablemente por problemas económicos. Hasta esa fecha se habían construido la mitad del palacio proyectado, los jardines y la casa de oficios para los sirvientes. Y así se mantiene inconcluso hasta hoy en día.

Así se constituyó la nueva corte del Infante don Luis tras abandonar su palacio de Boadilla del Monte, donde le siguieron buena parte de su larga lista de sirvientes entre los que se destacamos al músico y compositor Luigi Boccherini y su familia, que residió en Arenas de San Pedro entre 1778 y 1785, año en que falleció el infante. O la visita en 1783 y 1784 de Francisco de Goya, quien realizaría varios retratos a la familia del infante.

Incluso don Luis trasladaría a Arenas parte de las colecciones que componían su singular gabinete, si bien los animales naturalizados hubo de restituirlos a Boadilla porque el clima de Arenas influía negativamente en la conservación de las colecciones.

La residencia de la corte de un infante de España implicaba una considerable suerte de sirvientes y sus familias, lo cual suponía una importante inyección económica para la población.

El palacio inacabado de La Mosquera en Arenas de San Pedro sería la última morada del infante don Luis y su familia. Es el nexo de unión entre el municipio abulense y Boadilla del Monte. Por todo ello, el hermanamiento entre Arenas de San Pedro y Boadilla era inexcusable, con una parte de su historia en común, y que ahora comenzará una nueva andadura conjunta.