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De Boadilla a Hawái

Lucía Gómez (21 años), vecina de Boadilla, es una brillante jugadora del waterpolo femenino nacional. Su alto nivel le ha llevado a jugar en Hawái (EEUU) gracias a una beca deportiva, donde lleva tres años. Hablamos con ella y nos contó cómo fue su proceso de adaptación al deporte en Estados Unidos.

 

Lucía no tiene reparos en contar que le costó adaptarse a la vida en Estados Unidos. Explica que el choque cultural fue muy grande y aprender el idioma, bastante complicado. Pero con empeño y perseverancia, aprendió a vivir en Hawái y ahora confiesa que le encanta su rutina y su estilo de vida allí.

¿Cómo empezaste a jugar al waterpolo?

Empecé con diez años. Mi padre fue jugador de waterpolo y mi madre era saltadora de trampolín, así que mi hermano y yo llevamos toda la vida yendo a la piscina. Cuando nos mudamos a Boadilla, lo primero que hicieron mis padres fue apuntarnos al Club Deportivo Natación Boadilla, donde estuve hasta los diecisiete años.

En esa etapa, jugué fases de ascenso, ligas en la primera división femenina y campeonatos de España… El waterpolo se convirtió en una prioridad. Tanto, que en cuarto de la ESO me cambié a un colegio especializado en ayudar a deportistas a compaginar entrenamientos y estudios.

Allí conocí a jugadoras de waterpolo que se habían ido a Estados Unidos a competir en la universidad y me atrajo mucho la idea. Para conseguir una buena beca que me permitiera ir allí, era importante jugar en la máxima categoría de la liga española, por lo que mi último año en España lo pasé jugando para el Club Natación Madrid Moscardó.

¿Hay diferencia entre el waterpolo de España y Estados Unidos?

Sí, el estilo de juego es más controlado, menos improvisado y más estudiado. Nosotras hacemos lo que se llama reporting scouts, que es un estudio de las jugadoras del equipo contrario. En base a las características de cada jugadora, vas a defender a unas o a otras.

También es más físico. En América se considera muy importante la preparación física. Hay un entrenador que trabaja por separado en el gimnasio con nosotras.

Y por último, las instalaciones. Se invierte mucho dinero en buenas piscinas, taquillas, comida y ropa. Se invierte tanto dinero, que el año pasado jugamos el torneo de la conferencia en Hawái y nos pagaron un hotel para estar más concentradas.

¿Cómo es la liga allí?

La liga se juega de enero a mayo, y se organiza por conferencias [zonas del país]. Y las universidades campeonas de cada conferencia se clasifican para el torneo de la NCAA, el más importante de Estados Unidos por debajo de las ligas profesionales.

¿Y qué tal os va?

La verdad es que bien. Ahora somos sextas en el ranking de Estados Unidos, aunque en algunos momentos hemos llegado a estar en el top 4.

El año pasado fuiste campeona del mundo junior, ¿qué tal la experiencia?

¡Fue increíble! Trabajamos mucho y muy duro durante muchas semanas, y estuvimos concentradas en dos centros diferentes. Pero el esfuerzo valió la pena. Éramos un grupo maravilloso con mucho talento y muy buena actitud y ambiente.

¿Qué es lo mejor del waterpolo?

Lo mejor son las amistades que se forman y los valores que se inculcan a los deportistas: trabajar en equipo, ser humilde, trabajar duro, ser disciplinado, luchar por tus sueños…

¿Cuáles son tus metas?

Mi meta es poder llegar a jugar al waterpolo de forma profesional en España o en alguna de las otras ligas europeas.