Un vecino de Boadilla del Monte, Patricio Fernández, escritor –es autor de Boadilla del Monte. Un pueblo con historia e Historias, almas y leyendas– y gran estudioso de todo lo relacionado con la historia de este municipio, en el que nació y vive, hace tiempo que habla de ello: “Mi padre, mi abuelo... Incluso cuando íbamos a otros pueblos, se referían a nosotros como boadillanos”.
El escritor no se ha cansado de recopilar los testimonios de los mayores, de aquellas historias que han ido pasando de padres a hijos relacionadas con nuestro gentilicio, hasta llegar al pleno convencimiento de que somos boadillanos o boadillanas, y no boadillenses basándose precisamente en la tradición, “que persiste sin necesidad de manuales escritos”, insiste.
Ya lo dijo cuando presentó hace tres años su primer libro y lo recordaba el mes pasado cuando la Asociación Boadilla Activa (ABA), le invitó a dar una charla sobre el tema. Ocasión que aprovechó para documentar por qué somos boadillanos y no boadillenses.
El 75% de los presentes en la charla acabaron convencidos de ello. Y el presidente de ABA, Jesús Egea, ya ha señalado que desde la asociación “realizaremos las acciones necesarias para promocionar el uso del gentilicio boadillano e, igualmente, reclamar el uso e institucionalización del mismo”.