Reportaje

Álex González, sin miedo a las alturas

Ha escalado el Mont Blanc, El Capitán (Yosemite, EEUU) o la Torre Norte del Paine, en la Patagonia. La montaña le apasiona desde muy pequeño. Pero fue a los 10 en el rocódromo cuando descubrió que eso era lo suyo. Su sueño: recorrer el mundo escalando y poder vivir de ello. Tiempo tendrá, porque solo tiene 18 años y ya ha escalado lo suyo.

 

Le entrevistamos cuando tenía 13 años. Y ya apuntaba maneras. Era casi un profesional. Con 10 años descubrió lo que era un rocódromo. Y ahí empezó a escalar paredes, rocas, montañas...

Hoy Álex, vecino de Boadilla, es mayor de edad, tiene carné de conducir, así que no necesita a su padre para ir de un sitio a otro a escalar. Viéndole más mayor, sus padres están también más tranquilos que cuando con 14 años les planteó irse con un amigo a dedo a Francia a escalar el Mont Blanc. Y lo consiguió: que le dieran permiso y subir a lo alto más elevado de los Alpes.

Es un escalador a la vieja usanza: conociendo el lugar, sus gentes y costumbres

Como escalador, lo que más le diferencia de otros de su edad es esa pasión viajera internacional. “Hay escaladores de mi edad con mucho más nivel que yo, aunque sí es cierto que no cuentan con esa trayectoria de viajes internacionales y escalada en pared”, apunta.

Aventura, escalada, viajes. Ha practicado este deporte en Europa, Canadá, Estados Unidos, Marruecos, Jordania, México, Patagonia... “Cada año programamos un par de viajes largos, de entre un mes y dos, uno en invierno y otro en verano. Y dos cortos en primavera y otoño”.

Es un escalador a la vieja usanza: conociendo el lugar, sus gentes y costumbres, la cultura, en busca de emociones y ese “compromiso que supone escalar determinadas rocas por su propia dificultad, el clima de la zona...”. Pura adrenalina, aunque él en la montaña se abstrae de todo y encuentra paz y libertad. “Lo único que piensas es en llegar abajo. Todo se reduce a las necesidades básicas. El resto, se te olvida”, dice.

Junto con su pareja, el también escalador Jaume Peiró (20 años), han creado además el portal coupleclimbers. com. Ahí y en sus redes sociales comparten sus aventuras, viajes y proyectos. Es también un espacio para visibilizar y normalizar al colectivo LGTBI dentro de la montaña.

¿Te gusta el riesgo? No lo diría así. Vas preparado y siempre tienes la situación bajo control. Pocas veces he sentido que me pudiera pasar algo grave. Me gusta el compromiso: la dificultad, el reto...

¿Un viaje que te gustaría hacer? Quiero volver a la Patagonia. Me gustó por sus gentes, el ambiente... Allí puedes estar un mes sin poder hacer nada por el mal tiempo. Me gusta por las dificultades del clima y el compromiso que supone una ascensión allí: si te pasa algo, no hay equipos de rescate porque los helicópteros no pueden acceder a la montaña por el viento que hace. Son los del pueblo los que suben a por ti.

En la montaña se abstrae de todo y encuentra paz y libertad

¿Qué cualidades ha de tener un buen alpinista?Fuerza en las piernas y resistencia. Y el otro 50% de esas habilidades están en tu cabeza: el saber aguantar, decidir cuándo seguir y cuándo no.

¿Hay mucha diferencia entre el alpinismo y la escalada deportiva? Sí. En el alpinismo el objetivo es llegar a la cima, pero no vas al límite como en la escalada deportiva, más exigente físicamente (fuerza, brazos, piernas, dedos), con muchas más caídas... En la escalada deportiva te caes todos los días en muchos intentos; las caídas son habituales.

¿Te has llevado algún susto importante? En El Capitán me salí del recorrido. En un bloque me fui de unos cordinos. Me fui a bajar, y cuando me colgué, se partieron. Caí 15 metros. Pero quedó ahí, en un susto. Las caídas están a la orden del día, pero mientras no sea una caída fea...

 

¿Se puede vivir de la escalada? Es muy difícil. Tenemos marcas que nos patrocinan el material, que tiene un coste importante, así que esa es una gran ayuda. Pero para poder sufragar los gastos de los viajes hacemos trabajos relacionados con el marketing, gestionamos redes sociales para otros deportistas y les asesoramos en cuestiones de imagen.

Doy también charlas sobre nuestra experiencia y estamos haciendo los cursos de Técnico Deportivo de Escalada y Guía de escalada para formarnos y ofrecer nuestros servicios como monitores y guías.

Por último, ¿qué tal en Boadilla?

Bien. Aquí nací y vivo desde que tenía 11 años. Me gusta la tranquilidad, el campo. Sí pondría más oferta comercial, sobre todo en las zonas más apartadas.