La Comunidad de Madrid ha inaugurado la estación de Metro de Gran Vía, que llevaba cerrada desde el 20 de agosto de 2018.
Más de mil días desde su cierre, y tras varios retrasos, Isabel Díaz Ayusoreabrió ayer la estación de Gran Vía. La entrada al metro de esta avenida madrileña luce ahora una arquitectura renovada, ya que se ha incluido una réplica del viejo templete de la red de San Luis diseñado por Antonio Palacios.
Además se ha recuperado el mural de cerámica instalado en el vestíbulo del artista Miguel Durán-Loriga y que representa el templete original de acceso a la estación.
Remodelación interior
Han sido casi tres años de actuaciones en las que Metro de Madrid, la Dirección General de Infraestructuras y Adif han colaborado de manera conjunta para poner en marcha este ambicioso proyecto, que conecta el eje Puerta del Sol (con Metro y Cercanías-Renfe) y Gran Vía.
Se ha llevado a cabo una profunda renovación en la arquitectura de la estación, que cuenta con un eje vertical de conexión en sus distintos niveles de paso:
- El primer nivel dispone de un vestíbulo mucho más amplio que sustituye al anterior, incrementando su superficie útil de 900 a 2.000 metros cuadrados.
- El segundo nivel intermedio aloja un pequeño museo con los restos arqueológicos aparecidos durante las obras de excavación y ampliación de la estación.
- Y el tercer nivel conecta con la línea 5 y con una galería de acceso que une la estación de Metro de Gran Vía con la de Renfe Cercanías Sol. De este modo, la seguridad y sus instalaciones alcanzan una notable mejora al disponer de dos entradas y salidas, al unir las dos estaciones subterráneamente.
Nueva tecnologíaLa Comunidad de Madrid ha puesto al servicio de los 66.000 viajeros diarios que utilizarán esta estación, la tecnología más puntera en cuanto a acceso a las instalaciones.
El usuario dispondrá de 14 nuevas máquinas de venta de títulos de transporte con grandes pantallas de visualización, opción de pago contactless y mejoras en el diseño del interfaz.
Además, se han instalado 17 tornos de entrada, seis de los cuales están destinados a usuarios con movilidad reducida, distribuidos en dos vestíbulos.
Estos últimos pueden acceder a dispositivos como sistemas de apertura fácil en puertas, tiras antideslizantes en escaleras fijas, etiquetas braille en los pasamanos, señalización de elementos de accesibilidad, pasamanos a doble altura, interfonos de comunicación adaptados, o pavimentos de tacto visual cerámico para facilitar sus desplazamientos.
De esta manera, combina una estética tradicional en el exterior, con una avanzada tecnología en el interior.