Mascotas

La educación del cachorro

Volvemos con un tema que hemos tratado en distintas ocasiones en estas páginas: la educación de nuestros animales. Es muy importante educar a nuestras mascotas para poder tener una convivencia óptima en casa y en sociedad.

 

Para ello, hay que implantar unas normas claras desde el primer momento en cuanto a su alimentación, las micciones y su comportamiento social dentro y fuera de la familia.

La alimentación. Un cachorro, hasta los tres meses, debería comer cuatro veces al día; de tres a seis meses, tres veces al día; y a partir de los seis meses, dos tomas diarias. En ningún caso deben tener la comida siempre a su disposición. Le ofreceremos la cantidad de comida adecuada a su peso. Y se le retirará lo que no se haya comido a los 15 o 20 minutos. Es imprescindible que siempre tenga agua fresca a su disposición.

Micciones. Podemos utilizar un refuerzo positivo para educar a nuestro cachorro a realizar sus necesidades fisiológicas en el lugar adecuado. Puede ser un refuerzo lúdico (juegos, caricias, felicitaciones…) o alimenticio (con premios específicos para perros, como las galletitas). Los cachorros orinan habitualmente al despertarse y defecan después de comer, con lo cual debemos estar preparados para llevarle al sitio elegido para sus evacuaciones. Cuando el cachorro lo realice fuera de su lugar y sea pillado in fraganti, no debemos usar el castigo físico. Le regañaremos verbalmente y le ignoraremos durante un tiempo. Y paciencia, porque el periodo de aprendizaje es largo.

Comportamiento social. El periodo de socialización de un perro se considera que dura hasta los tres meses de edad. Durante este periodo, el perro debería tener contacto con otras mascotas y con el entorno social que nos rodea. Pero el veterinario desaconseja sacar al animal hasta concluir las vacunaciones. Esta paradoja nos lleva a un conflicto educador-veterinario. Por ello, cuando empezamos a sacar a nuestra mascota a la calle tras la finalización de las vacunaciones, es normal que se asuste por los ruidos y los extraños. Es en este punto cuando debemos volver a utilizar los refuerzos positivos para estimular su confianza y evitar las situaciones de estrés. Esta socialización se debe llevar a cabo progresivamente.

¿Cómo premiarle? Cuando el cachorro haga algo adecuado, le recompensaremos con un premio alimenticio. Gradualmente iremos sustituyendo este premio por periodos de juego, y posteriormente acostumbrarlo a que su premio sea siempre una caricia y felicitación verbal. Esto no quiere decir que esporádicamente no podamos recompensar su buen comportamiento con una chuche de perros.