Reportaje

Juan Siguero, alcalde de Boadilla

La dimisión de Arturo González Panero, tras aparecer como imputado en un escándalo de corrupción investigado por el juez Garzón, ha llevado a la alcaldía de Boadilla a Juan Siguero Aguilar, una persona conciliadora y de apariencia tranquila. Su objetivo, devolver la normalidad al consistorio y continuar desarrollando el programa con el que su partido, el PP, ganó las pasadas elecciones locales.

 

Hace un mes, Juan Siguero Aguilar –39 años, abogado, casado,  con dos hijos y vecino del municipio desde 1988–, hasta entonces concejal de Economía, Hacienda y Patrimonio y segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Boadilla del Monte, nada se imaginaba del giro que iba a dar su vida política –y personal– en cuestión de días. De hecho, hasta ahora ha sido un persona acostumbrada a trabajar en un segundo plano y que pasaba bastante desapercibida.

 

El pasado 20 de febrero se convertía en el nuevo alcalde de Boadilla. Atras quedaban dos semanas de convulsa actividad dentro del propio equipo de gobierno municipal, con tensas reuniones y comparecencias de cada uno de sus miembros en Génova –uno a uno, en grupo...– ante los dirigentes del partido en Madrid. El objetivo: elegir al sucesor de Arturo González Panero, quién presentó su dimisión como alcalde el pasado día 10 de febrero.

 

Siguero era el siguiente en la lista en el proceso de elección, una vez que María Jesús Díaz, la número dos y enemiga política declarada de González Panero, se viera obligada a dimitir como concejal por el propio ex alcalde; y que la primera teniente de alcalde, Belén Húmera, renunciara al puesto, como se había pactado. Aunque la candidata de la dirección del PP en Madrid a la alcaldía de nuestro municipio era la concejal Miriam Villares (en el décimo puesto de la lista), Siguero decidió defender su candidatura a alcalde animado, en cierto sentido, por parte de sus compañeros.

 

Dado que ninguna de las partes quería ceder, la dirección del PP madrileño optó, a regañadientes, por dar su brazo a torcer. Había que evitar un escándalo más en el partido, así que en la tarde del 19 de febrero, su secretario general, Francisco Granados, ordenó a los concejales boadillenses que dieran su voto a Juan Siguero en el pleno extraordinario que se celebraría al día siguiente. Como así sucedió.

 

Un hombre de Arturo


Frente a quienes le acusan de ser un hombre de confianza del anterior regidor, Siguero se defiende: “No me debo a nadie. Quien va a asumir la responsabilidad soy yo y, por lo tanto, no puedo estar atado a nadie”. Lo que no impide que defienda a su vez la presunción de inocencia de su predecesor en el cargo, al que no descarta dar alguna responsabilidad dentro de su equipo de gobierno. “Él tendrá la última palabra”, señala. Pero... ¿pondría la mano en el fuego por él?: “No pongo la mano en el fuego por nadie. Sólo por mí. Arturo es mi amigo y quiero creer que todo lo que se ha dicho estos días sobre él es infundado. Los tribunales dirán [el 4 de marzo está previsto que vaya a declarar ante Garzón], pero si sale inocente, el daño ya está hecho”.

 

Tranquilo y conciliador


Quienes lo conocen –incluidos los concejales de los partidos de la oposición–, confían en que lleve al consistorio un nuevo estilo de gobernar, “más tranquilo y conciliador”. Consciente de eso, él tampoco quiere que se confunda “amabilidad con debilidad ni falta de firmeza”, aclara el alcalde.

 

Al regidor lo definen como una persona con “sangre fría, coherente y con criterio, conciliador, poco beligerante, más preocupado por dedicarse a su trabajo que a los dimes y diretes de la política entre unos y otros...” Dicen que es tranquilo, pero él reconoce que sólo en apariencia: “Los nervios van por dentro”.

 

De trato afable, a su favor cuenta también con su experiencia en los asuntos municipales. Conoce muy bien los entresijos del consistorio, donde ha estado como concejal desde 1993. Primero con la anterior alcaldesa, Nieves Fernández, y luego a las órdenes de González Panero. Ha pasado prácticamente por todas las áreas, excepto por urbanismo.
Sus primeras decisiones –“sin prisas”–, vendrán marcadas por la remodelación del equipo de gobierno –la segunda en lo que llevamos de legislatura– y de los cargos de confianza.

 

Se ha propuesto, para empezar, “devolver la normalidad que ha caracterizado a este Ayuntamiento, y que se hable de Boadilla del Monte por su gestión y trabajo bien hecho”.

 

Para lo demás, tira de programa electoral: “Los objetivos siguen siendo los mismos que había al inicio de la legislatura. No va a haber grandes cambios en los servicios fundamentales que se prestan hasta la fecha. Sí en los proyectos”. Para empezar, dos aparecen como prioritarios: “El Centro de Salud y la Casa del Mayor. No quiero que se vuelvan a proponer en la próxima legislatura”, asegura. A estos, añade otros retos: “Que la SGAE inicie las obras del Palacio, terminar la Ciudad del Deporte y pelearnos para que el Estado nos deje concertar una operación de préstamo que nos permita sacar todos los proyectos previstos para adelante”.

 

Mirando al futuro, le gustaría dejar a sus hijos un municipio “cómodo y habitable. Como lo es ahora, pero con mejores servicios e infraestructuras”.

 

Reacciones de la oposición


A los partidos de la oposición no les ha gustado algunos de los primeros gestos del nuevo regidor, como que no les dejará hablar durante el pleno de elección del alcalde. Aunque, tanto el PSOE como Alternativa por Boadilla (APB), muestran su confianza en que Juan Siguero imprima una dinámica “más conciliadora y tranquila”. Un cambio de actitud que, de por sí, ya consideran importante.

 

El portavoz socialista, Pablo Nieto, pone sin embargo en duda que el nuevo regidor no supiera nada de todo lo que estaba pasando durante todo este tiempo a su alrededor. “Creo que, como mínimo, sabía o sospechaba, como miembro del equipo de gobierno que ha participado en la mayoría de las mesas de contratación, de las supuestas irregularidades cometidas”.

 

La solución que propone el PSOE ante la situación vivida en Boadilla, afirman, “pasa por la renovación del equipo de gobierno al completo. Como esto no es posible, al menos deberían dar explicaciones y asumir sus responsabilidades en todo este asunto. Arturo González Panero tiene la presunción de inocencia, pero está imputado, lo que quiere decir que existen fundadas sospechas contra él”, afirma.

 

Los socialistas ha solicitado la creación de una comisión de investigación y han iniciado una campaña en la calle con el fin de informar directamente a los vecinos sobre las supuestas conexiones del caso Gürtel con Boadilla del Monte.

 

Por su parte, Ángel Galindo, de APB, tira más alto: “Rajoy debe tomar el timón en Boadilla porque en Madrid [en referencia al PP madrileño] no han sido capaces de controlar la situación”. Critica además que se haya hecho dimitir “a cargos que no tienen nada que ver con las actuaciones del alcalde”, en referencia al abandono, exigido por Arturo González Panero, de María Jesús Díaz como concejal. Algo que Galindo considera como “una vergüenza y un escándalo”.

 

 

Casi diez años de legado

 

Ni el azote continuo de la oposición, ni los dossieres anónimos que circulaban sobre él, en los que se hablaba de su supuesto enriquecimiento, ni las supuestas irregularidades denunciadas por sus propios compañeros de partido, habían hecho mella hasta el momento en la carrera de Arturo González Panero, alcalde de Boadilla durante casi los últimos diez años. Sin embargo, todo cambio el pasado 6 de febrero.

 

Ese día, la policía judicial se presentó en el consistorio y reclamó, por orden del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón y la Fiscalía Anticorrupción, la documentación existente sobre los servicios prestados por tres empresas vinculadas a Francisco Correa y otros implicados en el caso Gürtel, una presunta trama de corrupción, tráfico de influencias y blanqueo de capitales.

 

Esas empresas son EasyConcept, adjudicataria del servicio de la Oficina de Atención al Cliente (OAC) municipal, una concesión por la que en 2009 se pagarán 550.000 euros; la agencia Pasadena Viajes y Servimadrid Integral.

 

También solicitaron información sobre la adjudicación, por 35 millones de euros, de una parcela a la empresa UFC. Una venta con la que, tal y como se señala desde la oposición, el consistorio dejó de ingresar cuatro millones de euros, cantidad de más ofrecida por una de las empresas que se presentó al concurso.

 

Algún medio de comunicación, a través de su edición online, llegó a publicar ese 6 de febrero noticias (que luego se demostraron falsas) en las se afirmaba que había funcionarios y concejales detenidos, lo que provocó que el regidor convocara a los medios para aclarar la situación. El desenlace es bien conocido por todos después de que el municipio y sus políticos hayan estado en la primera línea de la actualidad informativa nacional durante varios días.

 

González Panero se ha visto obligado a abandonar la alcaldía, pero no ha dejado su acta de concejal como le ha pedido la oposición y gritaban los asistentes al accidentado pleno extraordinario en el que presentó su renuncia. 

 

El ex regidor tampoco estaba dispuesto a que la alcaldesa fuera la número dos en las listas, su compañera y enemiga política declarada, María Jesús Díaz. Así que condicionó ante su partido su marcha de la alcaldía a la dimisión como concejal de Díaz. Así que a ella no le quedó más remedio que aceptarlo como “un sacrificio de inocentes”, con la esperanza de que su esfuerzo sea reconocido por el partido y que “el tiempo ponga las cosas en su sitio”.