Educación

Internacionalización

A veces la realidad se encarga de hacerse evidente por sí misma y se impone hasta para quien no la quiere ver. No hace falta ser un observador muy perspicaz. Basta con echar la cuenta de cuantos de nuestros conocidos han tenido que buscar su puesto de trabajo más allá de estas fronteras. Y esta es una realidad más frecuente en los tramos superiores de formación.

 

Hoy hay un mercado mundial de trabajo para los titulados universitarios que acrediten una buena formación. Es otra de las cosas que Internet ha cambiado. Ello nos lleva a concluir que hemos de educar a las nuevas generaciones para que puedan tener una gran capacidad de adaptación a otras culturas, para que sean realmente competitivos a nivel internacional.

Para ello, decir que se debe reforzar la competencia en lenguas extranjeras es ya una obviedad. Como también es obvio afirmar que se deben promover las relaciones con otras escuelas de cara a desarrollar proyectos de intercambio. Algunos ejemplos en nuestro centro son las relaciones con Sudáfrica, Canadá, Nueva Zelanda, la India. Los centros educativos deben incorporarse a redes internacionales de innovación educativa, hemos de mirar más allá de nuestras fronteras para aprender de los mejores.

Las puertas de nuestros colegios se van abriendo a ciudadanos de todo el mundo. Europa, América, Asia. Este imparable cosmopolitismo nos cambia el punto de vista sobre qué es lo que se debe enseñar.

En un mundo tan internacional como cambiante, el currículum debe variar. Nuestro sistema educativo debe abrirse a otros planteamientos. Hoy debe ponerse el acento en lo que el alumno sabe hacer con lo que ha aprendido. Eso, en el dialecto que hablan los educadores, quiere decir educar en el desarrollo de las competencias (que es lo que se nos pide desde la Unión Europea). Lo que supone más dedicación al entrenamiento de las habilidades de los alumnos. Y el tiempo de aprendizaje no es infinito, habrá algo que los alumnos no deban aprender (no se pueden seguir sumando contenidos sin renunciar a nada).

Los modelos anglosajones y nórdicos de aprendizaje ya llevan mucho andado en esta dirección. En España, es un lugar común decir que son sistemas educativos poco exigentes. Pero se usa una perspectiva errónea: que alguien aprenda más cosas de memoria, o que alguien maneje más protocolos matemáticos, no es una prueba de excelencia académica.

Hoy cuentan más otras cosas: las habilidades de pensamiento, la creatividad, la motivación positiva hacia el aprendizaje para toda la vida, la inteligencia práctica, las habilidades sociales, el equilibrio personal, la flexibilidad de pensamiento, la capacidad de adaptación a diferentes contextos, la capacidad de uso de instrumentos tecnológicos para aprender y producir.

Este es el gran paso que está dando la educación embarcada en el imparable proceso de internacionalización. La transformación de los contenidos y los métodos de enseñanza para enfrentar retos que no se van a resolver dentro de los límites de la frontera de los países, no ha hecho más que empezar.